30/12/19

Espías con disfraz


Los descerebrados que hicieron Ice Age: La edad de hielo estiraron la cuerda hasta que se rompió. Les llegó el momento de arriesgar con algo nuevo y Espías con disfraz es el resultado.
Lance Sterling es el mejor espía. Pero le tienden una trampa y, perseguido por la Agencia, tendrá que confiar en Walter, el jovenzuelo que le fabrica los gadgets.
La trama, como podrás comprender no da para mucho. Aun así logran cierta reflexión sobre el uso de la violencia y el modo de emplearla o no. Pero tampoco es que importe mucho porque de lo que se trata es, como en Ice Age: La edad de hielo, de presentar situaciones que den lugar a gags imaginativos, frenéticos, locos. A ratos alcanza cotas surrealistas, tan divertidas como caóticas. A veces pasan demasiadas cosas en pantalla y demasiado rápido sin que tengas tiempo de asimilar qué está ocurriendo ahí.
Un cóctel de James Bond (excelentes créditos iniciales), Misión: Imposible, Bourne, la estética de John Woo (aprovechando las palomas)…
Ágil, sin prolongarse en metraje, yendo al grano. Engancha peleas, persecuciones y demás ocurrencias con mucha soltura. Lo del disfraz, lo de esa paloma, a veces resulta demasiado forzado e incluso estúpido, pero hay que reconocer que, otras veces, es realmente ocurrente.

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