Las
tres series de capítulo por semana que estaba siguiendo (Legion, The Rook y Elementary)
se pusieron de acuerdo para acabar estos días. Ahora tomaré Killjoys y The Terror. Aparte de series para maratonear, claro.
-Lo
menos que podíamos hacer era ayudarle, ¿no?
-Odio
esa expresión. Lo menos que uno puede hacer es… nada.
A
los casos habituales se le añade una trama soterrada a lo largo de toda la
temporada que, en ocasiones, ocupa el puesto preeminente. El enemigo más
peligroso. Más que cualquiera de los anteriores enemigos de Sherlock: Odin
Reichenbach. Las célebres cataratas novelescas, donde Holmes moría, aquí son
una persona.
Al
llegar el 7x11 (gran capítulo) todo llega a su plenitud. A partir de ahí sólo
queda ver la astucia vengadora de Sherlock contra esa especie de Zuckerberg/Gates/Jobs.
El hombre que usa la tecnología para prevenir crímenes por métodos expeditivos
y controlar el mundo. Incluso por encima de los Maestros Titiriteros de Morland
Holmes (John Noble estuvo de regreso). El 7x12 es un capítulo
Reichenbach en dos sentidos, hasta llegar al señor Altamont.
Y
el 7x13, finalmente, un salto de 3 años, un giro muy elegante para poner fin a
la temporada y a la serie, con una combinación muy acertada de atar cabos sueltos
(Moriarty entre ellos, claro), intriga, nostalgia y humor. Tres capítulos
finales muy buenos, muy redondos.
Ahora
a esperar las nuevas dosis de Holmes que vayan llegando. Lo siguiente será,
probablemente, Las aventuras de Enola
Holmes con Millie Bobby Brown y Henry Cavill.
-El
juego continúa.
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