-¿Cuántas
veces la atropelló?
-No
sé. Perdí la cuenta.
Es,
como en la primera temporada, espeluznante. Y no vemos los crímenes. Oímos los
testimonios de los psicópatas, esos perturbados que se satisfacen en la tortura
y el asesinato. Y el equipo del FBI tratando de discernir la pregunta esencial:
¿por qué? ¿Cómo alguien llega a ese nivel de crueldad? Los pobres van de
espanto en espanto.
Y
casos reales. Los primeros con los que empezó a forjarse el moderno FBI.
8
capítulos intensos que tratan además muy bien la personalidad de los agentes,
con sus propios problemas y conflictos personales.
Están
muy bien dirigidos. Planificación, encuadres. No fían todo al relato dramático,
lo apoyan con una puesta en escena minuciosamente elaborada. Me gustó la escena
de la parrillada, cómo los hombres buscan un pedacito más de información
morbosa mientras las mujeres intentan cambiar de conversación. Y me gusta mucho
cómo plantean el suspense y la tensión incluso en pequeñas cosas: el asesinato
que les toca tan de cerca, las madres negras de Atlanta a quien nadie escucha…
Y cosas muy fuertes. Brian.
Curioso
que Manson sea el mismo actor (Damon Herriman) en Mindhunter y en Érase una vez en Hollywood. Aunque
aquí tiene cancha para una interpretación brutal. Tampoco parece peligroso
encasillarse ahí.
Le
sobra algún capítulo en toda esa tarea alrededor del psicópata de Atlanta. La
trama se vuelve repetitiva. Y Anna Torv, de nuevo, debería estar mejor
integrada.
-Lo
que saben de asesinos en serie se basa en los que atraparon.
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