Me
equivoqué esta semana con las comedias. Pensé que Stuber Express tendría algo que aportar y que Este niño necesita aire fresco sería
la típica comedia alemana que no tiene ninguna gracia. O que sólo le ven la
gracia los alemanes.
Traslación
a la pantalla de las memorias de Hape
Kerkeling, un humorista alemán que narra su infancia o, mejor, la
percepción que él tiene de su infancia. Más allá de los aspectos de comedia (se
ve que desde crío llevaba en la sangre lo del humor) hay algo que convierte la
película en algo superior: su vertiente humana.
Lo
importante no son los chistes y gansadas. Hay humor, sí, pero también drama.
Son los ojos de un niño depositados sobre los eventos familiares. Es una
explicación de la infancia que le construye y le hace ser quien es: su hermano,
la frecuente ausencia del padre, la enfermedad de la madre, la tía monja, los
abuelos (especialmente la abuela paterna), compañeros de clase…
Kerkeling tiene el
convencimiento de que en esta vida debemos procurar, por encima de todo, hacer
la vida agradable a los demás. Aunque él es homosexual ni él ni la directora
han buscado aspectos reivindicativos, tan sólo muestran el ser humano que hay
detrás de sus personajes, con sus complejidades y ese factor común a todos:
querer ser felices. Él intenta ayudar a ese fin.
Una
película más amable y emocional que divertida, con esperanza y que parece
desprender sinceridad. Vale, es alemana y en algunos momentos sí que se puede
hacer algo cansina, pero en general tiene un buen desempeño.
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