-Crecemos
viendo series de asesinatos. Todas las series excepto I Love Lucy son de asesinatos. ¿Qué tal si matamos a la gente
que nos enseñó a matar?
1969.
Rick Dalton es un actor con la carrera en declive. No está entusiasmado con ir
a Italia a hacer spaghetti western.
Cliff es su doble en escenas de acción, su chófer, su recadero y, sobre todo,
su amigo. Rick es vecino de Roman Polanski y Sharon Tate.
Es
una doble lección de cine. Una lección sobre cómo se hace una magnífica película
de cine y una lección de Historia del Cine: sociedad de la época, corrientes,
ambiente… Por qué el cine de 1969 era como era.
Así
que sí. Tarantino vuelve a hacer algo que es frecuente en él: una pequeña
genialidad.
Planificación
esmeradísima, diálogos trabajados, edición cuidadosa, banda sonora, vestuario,
fotografía… Todo está en su sitio. Tarantino es la persona viva que más
sabe de cine, lo demuestra de nuevo y punto. Nadie tiene el pulso para
controlar el ritmo como él. Y son dos horas y cuarenta y cinco minutos que
fluyen con facilidad.
La
historia va cobrando forma a partir de anécdotas, fragmentos aparentemente
aislados, de unas vidas y otras. El conjunto de todas ellas forman una
integridad y define muy bien a los personajes.
A
veces se siente, como en Roma,
ese tiempo suspendido, esa época idealizada que se vuelve eterna al perpetuarse
en la memoria.
La
última media hora es un ejemplo de cómo usar acertadamente la voz en off, otorgar, de repente, un aire casi documental
y dejar que se masque la tragedia con tensión progresiva.
Y,
bueno, como en Malditos bastardos
(sí, también empezaba con érase una vez),
la Historia y lo que Taratino cuenta no coinciden del todo. Supongo que
porque Tarantino añora con melancolía el cine clásico de los 60 y desea seguir
mostrando su pervivencia. En el fondo, el tío, es un sentimental.
Por
mí pueden darle ya el Oscar y así vamos ganando tiempo.
Medalla
de oro para la escena con Bruce Lee. Maravillosa. Divertidísima. El
diálogo, la pelea… Medalla de plata para la escena de la niña descansando en el
plató. Y bronce, claro, para la ida de olla final, bastante comedida para ser
de quien es.
No
digo nada de los actores porque todos están espléndidos.
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