-¿Dónde?
¿Dónde podemos hablar del bien y del mal, en lugar de hablar sólo de lo que
puede ser probado?
La
serie arranca con una mujer en el juzgado. Es acusada de incitar al asesinato de
un hombre.
Lo
que se desarrolla a partir de ahí es un drama que discurre como una trama de
suspense, una de esas cosas maravillosas que hacen bien los británicos cuando
hacen las cosas bien. Descubriremos quién es la mujer, el hombre, el policía
que lleva el caso. Y las familias. Y las repercusiones. Un suspense ético lleno
de sugerencias. La víctima del título será difícil de descubrir porque, al fin
y al cabo, ¿quién es la víctima de esta historia?
Un
enigma que se arrastra desde hace quince años y alguien que busca la verdad,
dar un cierre. Los extremos a los que se llega por una certeza.
La
ley. La serie cuestiona si las leyes hacen justicia, si realmente retribuyen en
la medida de lo posible a las víctimas. Al menos plantea que son muy
mejorables. Porque castigar, sin más, al culpable, no beneficia a ninguna de
las partes. La ley, concebida sólo como castigo no es justicia para nadie.
Aunque aparentan ser justas. Pero sólo lo aparentan.
Habla
de eso y del dolor, del sufrimiento, la ira, el odio. De los sentimientos
irracionales que no sabemos expresar. De lo fastidiada que puede ser la vida. Y
del perdón.
-Algunas
cosas son imperdonables.
-Pero
ese es el momento en el que el perdón significa algo ¿De qué sirve perdonar lo
perdonable?
Guión
sólido, sin simplificaciones, sin edulcorar. E interpretaciones sobresalientes.
Vaya final potentísimo que se marcan Kelly MacDonald y James Harkness.
Cuatro
capítulos.
1 comentario:
"La ley, concebida sólo como castigo no es justicia para nadie" Individuo kane.
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