Pienso
que hacer un documental sobre Buster Keaton que deje satisfecho al
espectador es sencillo. Recopilas unas cuantas escenas divertidas de sus
películas y ya está. Buster Keaton era tan genial que bastaría con eso.
Peter
Bogdanovich añade algo más. Aporta una biografía de Buster, sus dificultades,
sus problemas, su vida personal. Y lo integra todo muy bien.
El
documental dedica mucho tiempo, lógicamente, a la época dorada de los años 20,
cuando Buster dio lo mejor de sí mismo. Luego viene el contrato con
Warner y el cine sonoro que supondrán el declive. En la parte personal relata
su alcoholismo, depresiones y rupturas matrimoniales hasta que, finalmente,
logrará una cierta estabilidad.
Se
agradecen mucho las entrevistas a directores actuales, tan variopintos como Werner
Herzog o Tarantino, que explican cómo Buster les ha influido
o lo que descubrieron en él.
Para
mí, lo más interesante es que Bogdanovich indaga en lo que Buster
perseguía con sus películas de acción y comedia. Y llega a expresar lo que el
hombre de los años 20 descubrió y lo que muchos directores actuales de acción y
comedia han olvidado. Pero claro, hay que tener la imaginación, la pasión por
el cine y la capacidad de resolución adecuada. Y pocos directores tienen eso.
El dinero de las productoras no lo sustituye. Buster tenía pocos medios
pero la cabeza mucho mejor amueblada.
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