18/10/25

Good Boy

Todd cae enfermo. Tras salir del hospital decide ir a la antigua casa de su abuelo para estar tranquilo. Se lleva consigo a su perro Indy.
Una vez en la casa, Indy percibe lo que los humanos no ven. Indy tiene ese instinto animal, ese sexto sentido que le posibilita “ver” lo sobrenatural, sombras, figuras terroríficas.
Lo mejor es que Indy es un perro y es la historia de un perro. Pero funciona perfectamente como metáfora de la angustia humana, de la indefensión e impotencia ante nuestros miedos, exploramos de aquí para allá confusos, mudos porque no podemos explicar lo inexplicable, con una percepción limitada que nos impide ver amplios horizontes, ladramos al vacío
Esto va en muy en sintonía con la enfermedad de Todd y el miedo a la muerte. Indy, el perro, viene a ser la representación de su terror existencial, un buen símbolo acerca de la fragilidad de la vida y la aceptación.
Me parece que funciona razonablemente bien en su literalidad de la tensión y el miedo pero creo que debió ampliar el número de apariciones y espectros, desarrollar a ese otro perro, darle alguna vuelta más al guion para profundizar. Pero en su lado simbólico funciona perfectamente. Muy sugerente.
Dura 72 minutos. Hay que considerar el enorme trabajo que debió costar la grabación de los planos adecuados que se esperaban del perro, la labor de edición para elegir la expresión que se buscaba…
Un experimento interesante.

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