Antón.
Veterinario rural. No gana dinero y le pagan en especie. Así que
deja la práctica rural y prueba a que lo contrate su sobrina, jefa
de un supermercado -boutique- de mascotas.
Antón
dice lo que nadie más dice: tener a un perro en un piso es una
tortura para el animal. Y para casi todas las mascotas. Bajo el
paraguas de que me gustan los animales, los sometemos a todo tipo de
salvajadas. Empezando por la castración y terminando por ponerles un
jersey. El problema de Antón es que un veterinario honesto:
odia las frases de taza.
Ahora,
en lo sentimental, está totalmente escarallado.
Yo
lo veo como una traducción nublada, gris, a la lengua gallega del inglés
Todas las criaturas grandes y pequeñas. La diferencia
más importante es que los británicos, al acabar cada capítulo,
redondeaban para bien. Aquí van de angustia en angustia. Con
comedia, sí, pero angustiados. Y al estilo gallego. Una comedia
triste. Muy graciosa burlándose del modo de ser de los personajes.
Ya sabes.
La
verdad es que me parecen bien escritos. El permanentemente cabreado
Luis Zahera, la sentimental y todo corazón Lucía
Caraballo, la muy gallega y paciente Carmen Ruiz… Darío
Loureiro no sale mucho pero tras su Tacho de Rapa y
lo que hace aquí me parece un actor muy versátil.
Buscan
el lado humano a las situaciones, no se exceden en ser desaprensivos
y aunque le falle el ritmo alguna vez los personajes son lo
suficientemente interesantes como para mantenerte atento.
Bien.
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