12/10/25

Bala perdida

Russ, el vecino punk drogadicto de Hank, le deja al cuidado de su gato. A partir de ese momento Hank tendrá problemas con la mafia rusa, la puertorriqueña y la ultraortodoxa judía. También está por ahí una inspectora de narcóticos.
Empecé a verle sentido a partir del momento del intercambio del gato por Russ. Ya muy avanzada la película. No me refiero sólo a sentido argumental, sino también dramático y cinematográfico. Quiero decir que ahí estaba el punto, la esencia, el motivo de esta historia: una persecución descerebrada y caótica por un motivo estúpido y por falta de entendimiento entre tarugos.
Llegar a ese momento (¿una hora?) se me hizo eterno. Cuántas repeticiones, giros sobre sí misma y gente encerrada en habitaciones con charlas irrelevantes. A partir de ahí estuvo bien. Se mueve como tiene que moverse e incluso los pequeños detalles sembrados se integran con coherencia. Por otra parte sabes lo que se viene en cosas como la razón por la que Hank no conduce y lo que sucederá si lo hace.
Una cosa interesante: con la reciente Una batalla tras otra se aprecia muy bien la diferencia entre un director con ínfulas al que la crítica ha loado en exceso (Darren Aronofsky) y un director con verdadera personalidad (Paul Thomas Anderson). Aquí se ve que Aronofsky no tiene ni el sentido del ritmo ni la sabiduría en el montaje ni las elipsis de Anderson. Anderson lograba una potencia enorme con la comedia inesperada. Aronofsky quiere lograr lo mismo con salvajadas y, por supuesto, esa falta de sutilidad no lo logra. Para ser justos creo que esta peli habría que compararla con las de Guy Ritchie.
Imagino que los seguidores de Aronofsky lo seguirán elogiando pero es una peli de acción entretenida pero sin grandes novedades. Nada que la convierta en algo especial, remarcable, con serios problemas para arrancar y mecanismos rutinarios. La primera hora debió acortarse mucho o exponerse de otra manera.
Me encanta Matt Smith de punk y cómo compone a un personaje que roza lo imposible.
Nada que ver con la trilogía francesa del mismo título. Ganas de marear al público español.

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