Russ,
el vecino punk drogadicto de Hank, le deja al cuidado de su gato. A
partir de ese momento Hank tendrá problemas con la mafia rusa, la
puertorriqueña y la ultraortodoxa judía. También está por ahí
una inspectora de narcóticos.
Empecé
a verle sentido a partir del momento del intercambio del gato por
Russ. Ya muy avanzada la película. No me refiero sólo a sentido
argumental, sino también dramático y cinematográfico. Quiero decir
que ahí estaba el punto, la esencia, el motivo de esta historia: una
persecución descerebrada y caótica por un motivo estúpido y por
falta de entendimiento entre tarugos.
Llegar
a ese momento (¿una
hora?)
se me hizo eterno. Cuántas repeticiones, giros sobre sí misma y
gente encerrada en habitaciones con charlas irrelevantes. A
partir de ahí estuvo bien. Se mueve como tiene que moverse e incluso
los pequeños detalles sembrados se integran con coherencia. Por otra
parte sabes lo que se viene en cosas como la razón por la que Hank
no conduce y lo que sucederá si lo hace.
Una
cosa interesante: con la reciente Una batalla tras otra
se aprecia muy bien la diferencia entre un director con ínfulas al que la crítica ha loado en exceso (Darren Aronofsky) y un
director con verdadera personalidad (Paul Thomas Anderson).
Aquí se ve que Aronofsky no tiene ni el sentido del ritmo ni
la sabiduría en el montaje ni las elipsis de Anderson.
Anderson lograba una potencia enorme con la comedia
inesperada. Aronofsky quiere lograr lo mismo con salvajadas y,
por supuesto, esa falta de sutilidad no lo logra. Para ser justos creo que esta peli habría que compararla con las de Guy Ritchie.
Imagino
que los seguidores de Aronofsky lo seguirán elogiando pero es
una peli de acción entretenida pero sin grandes novedades. Nada que la convierta en algo especial, remarcable, con serios problemas para
arrancar y mecanismos rutinarios. La primera hora debió acortarse
mucho o exponerse de otra manera.
Me
encanta Matt Smith de punk y cómo compone a un personaje que
roza lo imposible.
Nada
que ver con la trilogía francesa del mismo título. Ganas de marear
al público español.
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