26/9/24

Tatami

Hace unos días terminó la Olimpiada de ajedrez. Uno de los momentos cruciales fue el enfrentamiento entre Israel e Irán en el torneo femenino. Que no se produjo porque el gobierno iraní prohibió a sus chicas participar.
Eso mismo es lo que cuenta Tatami con el Campeonato Mundial de Yudo.
Decir que la fotografía en blanco y negro es una maravilla resulta casi una tautología porque cuando los directores optan por ello, y en formato 4:3, es porque saben lo que quieren y saben hacer bien su trabajo. Aquí no hay medias tintas: se rueda en blanco y negro, luz y oscuridad, bien y mal, libertad contra tiranía, individuo contra un gobierno de perturbados mentales. Pero es que además está muy bien planificada, con ideas visuales interesantes y movimientos de cámara con mucho sentido.
Muy elegante.
Las interpretaciones de las dos actrices también impactan: la yudoca Hosseini y la entrenadora Ghanbari. Están muy bien reflejadas las disensiones y los comprensibles puntos de vista diferentes. También impacta la otra lucha: las presiones del régimen iraní sobre las familias.
Logra una tensión y un ritmo traumático. Hay unas cuantas escenas poderosas. Quitarse el velo que te cubre la cabeza: qué simbólico, qué sobrio, qué épico. La decisión de darlo todo, de entregarlo todo. El marido, que tío más majo.
El Líder Supremo: un sistema que ve a los ciudadanos como herramientas.
Me gusta muchísimo su final. Una forma estupenda de representar la lucha de un país consigo mismo, las contradicciones y choques internos de una nación.
Muy buena película.

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