4/9/24

Knox Goes Away

Knox, asesino a sueldo de un mafioso, tiene demencia galopante
(enfermedad de Creutzfeldt-Jakob). Dispuesto a dejar el negocio recibe la visita de su hijo con el que no se habla. Ayudar a su hijo significa trazar un minucioso plan en el que no caben olvidos.
Michael Keaton se rodea (él mismo dirige) de un buen reparto de secundarios, como diciéndose que, por muy mal que salga, estos tipos me cubren las espaldas: Al Pacino, Marcia Gay Harden, James Marsden.
Pienso que habría sido muy tentador centrarse en ese plan magistral, en el efectismo de un crimen perfecto. Sin embargo es algo relativamente poco trascendente y, a su manera, sencillo.
Lo que quiere contar Michael Keaton es esa relación entre padre e hijo, hablar de lo que al final de la vida nos resulta verdaderamente importante y sobre todo cómo, junto a la angustia de saber que se pierde la memoria, hay cierto alivio porque se desea olvidar ciertas cosas. Knox enfoca su futuro con serenidad gracias al olvido del mal que ha hecho. Enfocado de forma literal es una forma de redención bastante horrible y no sé si hay que verlo de forma metafórica. Porque la verdad es que la mayoría de los personajes que aparecen son bastante impresentables: Miles autoconvenciéndose de que no es un asesino e incluso la ex (no quiero tu dinero) parece que al final tiene principios relajados. Por no hablar de otros personajes del entorno.
Buena película. Bien rodada, con ritmo. Siete semanas conviviendo con personajes inmorales cuyo principal alivio es el olvido.
El equipo policial queda un tanto relegado (en cuanto a caracterización) para el tiempo que tiene de pantalla.

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