7/9/24

Bitelchús Bitelchús

Aún recuerdo una frase de la
Bitelchús original: Dad gracias a Dios de no haber muerto en Italia.
No esperaba gran cosa y, sin ser uno de los grandes peliculones de Tim Burton, el resultado es bastante bueno.
No es sólo una decente continuación de Bitelchús (si hay que esperar 36 años a tener la idea adecuada, se espera) sino que viene a ser una recopilación del universo burtoniano.
Tenemos desde un guiño reciente a Miércoles (muy buena la presentación de Monica Bellucci) a evocaciones de sus modos de hacer favoritos (una secuencia en stop motion, otra en blanco y negro, dos números musicales, muy bueno el de la estación de metro del inframundo…). Y te descubres pensando ahora en La novia cadáver y después en Frankenweenie.
Además, aunque use el CGI de ahora, disfruta con los efectos especiales de toda la vida, con esos conceptos arquitectónicos expresionistas, con un deliberado tono cutre, especialmente en la invención de criaturas. No es capricho. Todo eso crea una atmósfera muy particular, un estilo inconfundible. Redondeado por el apoyo de la música de Danny Elfman
Está esa estética tan gótica y decenas de ideas peculiares: la música del funeral, la casita del árbol de ese chico y tantas y tantas ocurrencias macabras.
Tres generaciones de mujeres, Catherine O’Hara, Winona Ryder (que ya estuvieron en la primera, 36 años, recuerda) y Jenna Ortega, se toparán con ese zafio mamarracho que es Bitelchús. Qué bien se lo pasa Michael Keaton dando vida a ese ser repugnante.
No digo que tenga sentido ni que funcione de principio a fin, pero es divertida y, desde luego, mucho más imaginativa que el 99% de películas que se hacen. El problema que le veo es que Burton se dejó llevar: le sobran personajes y tramas, creo yo. Y se le va un poco la pinza al final.
Sólo para aquellos que disfrutaron con la de 1988.
Y, por cierto, esto son gusanos de arena, y no los de Dune.

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