Delhi,
2005. El subinspector Pandey es un poli corrupto y no pone ningún
esfuerzo en investigar las decenas de niños inmigrantes
descuartizados en el sector 36. Hasta que un hombre enmascarado
intenta secuestrar a su hija.
Si
esta película la dirige Scorsese
(tal vez la dirija algún día, no sería la primera vez que hace un
remake)
o, simplemente, si hubiese salido de Estados Unidos, sospecho que
habría sido un éxito en los cines. Es una película muy bien
dirigida, con una maravillosa labor de fotografía, bien montada, con
ritmo. Con una historia terrible que sabe cuándo soltarte los
mazazos. Si hubiese sido de Hollywood habría muchísima gente
hablando de ella.
El
sistema. Muy interesante. La corrupción como sistema, como
institución, como organización del Estado. El sistema, pensado para
progresar, para avanzar profesional y políticamente. La corrupción
con un nombre oficial.
Pero
ten cuidado cuando asciendes porque dejas detrás muchos asuntos sin
control, en manos de un nuevo corrupto que tal vez ve más lejos que
tú.
Desde
el principio conocemos a Prem, el asesino en serie. Cómo evoluciona
la trama me gustó mucho: la corrupción policial, lo fácil que es
llegar al asesino si se pone interés, las capas de protección del
culpable gracias al sistema...
Hay
una secuencia, la declaración de Prem, que te deja pegado al
asiento. Aberrante, indiferente, brutal, desapasionada, cafre,
desganada. Hay algo que va más allá de los psicópatas
tradicionales, más allá de Seven
o El
silencio de los corderos.
Ahí los psicópatas son conscientes de su maldad y se regodean en
ella. Prem es inmune a la moralidad. Le da igual. Y piensa que todos
deberíamos ser como él. Qué bien rodada e interpretada. Qué
potencia en su sobriedad. 15 o 20 minutos de depravación
revistiéndose de virtud.
Un
final desolador con un epílogo que tal vez, sólo tal vez, traiga
algo de esperanza.
Hay
momentos muy crudos.
Muy
buena. Para mí se ha convertido en un clásico de las pelis de
psicópatas. Aditya
Nimbalkar
es el nombre del director que hay que esforzarse en recordar.
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