20/1/24

La zona de interés

Rudolf Höss y su familia viven en una preciosa parcelita. Tres lados dan a la campiña, el cuarto lado al campo de concentración de Auschwitz. Pueden oír los gritos, ver el humo de los hornos crematorios, oler el horror. Pero les da igual. Comen, beben, reciben visitas, se divierten. Ciegos, sordos y mudos a lo que ocurre al otro lado de ese muro.
La idea que intenta transmitir la película es la espeluznante frivolidad e indiferencia ante el dolor humano. Y lo logra. Es incómoda, es desagradable, es perturbadora.
Ahora bien: esto daba para media hora. Es aburrida porque no hay trama, no hay historia, no hay desarrollo de personajes. No es sutil (aunque leo muchos comentarios que dicen que lo es), es de una obviedad absoluta.
La idea de Glazer da para lo que da y trata de sostener el resto del metraje con cuestiones estéticas: movimientos de cámara, una labor de sonido verdaderamente buena, algún juego interesante de montaje… Pero me parece que, realmente, no hay narración. Es una exposición somera que se agota enseguida y poco más que aportar.
Y esa idea de la indiferencia hacia el otro deberíamos experimentarla en nosotros. Deberíamos ser la familia Höss: ¿qué pasa al otro lado de nuestra pared, a nuestros vecinos, cómo experimentamos el dolor humano que tenemos a nuestro lado y que tantas veces ignoramos? Y eso tampoco sabe transmitirlo. El mensaje de la película parece más una justificación (no soy tan malo como ellos) que una implicación. Los Höss eran malvados y nosotros podemos tranquilizar la conciencia. ¿Seguro?
No sé. Quizá me equivoco en la apreciación de la película pero no acabó de convencerme. Realmente pienso que es una idea para media hora. O que necesita un director mejor para desarrollarla.

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