Rosebud no explicaba al Ciudadano.
Sigue siendo solamente un Individuo.
Eso es lo bueno: es inagotable.
Como ocurre con todo el buen cine.
Como ocurre con la vida.
Crítica y opinión de cine y series.
10. La secuencia de Drácula con el niño en el camarote en El último viaje del Démeter. Me
encantó toda la planificación de esa escena y que se atrevieran a finalizarla
como lo hicieron. 9. La persecución en la Plaza de España de Roma en Misión Imposible: Sentencia mortal – Parte 1. 8. Barbie. Pues la
parodia de 2001: Una odisea del espacio,
claro. Qué ocurrente, qué graciosa. 7. Moving 1x11. La
secuencia de las dos furgonetas que finaliza en las escaleras. Qué imaginación,
qué bien rodada y qué potencia. 6. No sé qué elegir de Suzume.
Creo que me quedo con esas escenas reposadas, de cháchara al lado del coche,
tan inesperadas en una película de animación. 5. Happy Valley. La
conversación de 12 minutos entre Sarah Lancashire y Siobhan Finneran
del 3x03. 4. Poker Face. El
atropello del 1x09. Sospechamos quién puede ser la persona atropellada y,
cuando lo confirmamos, ¡qué divertido! 3. La severa literalidad de la lectura en La maravillosa historia de Henry Sugar. Creo que nunca había
visto eso en el cine. 2. La apertura de El chico y la
garza. 1. La persecución/pelea/tiroteo en el Arco de Triunfo de París en John Wick 4. Mi momento horrible del año fue tan horrible que tengo que mencionarlo: me habría gustado estar temporalmente ciego
en la escena musical de The Marvels.
Un absurdo, un pegote, un sinsentido, que evidencia que no saben lo que están
haciendo, que hay demasiadas manos tratando de controlar, que les importa un
bledo los espectadores… Un horror sin paliativos.
La
película me recuerda inevitablemente a El techo del mundo. Y Titina
sale perdiendo por goleada. Amundsen
solicita al ingeniero italiano Umberto Nobile que construya un dirigible capaz
de alcanzar el Polo Norte. Umberto Nobile viajará con su perrita Titina y
veremos las cosas desde el punto de vista de la perra. O
esa era la idea. En
primer lugar el sentido de la aventura es nulo. La directora parece más
interesada en ridiculizar al pueblo italiano en su conjunto y a Amundsen
en particular. Apenas hay tensión, emoción, drama. La mirada se posa en un
anecdotario de pequeñas cosas que no interesan a nadie. Dudo que realmente le
interesen a ella misma. El
interés de la directora está solamente en la media hora final: las disputas
entre Amundsen y Nobile por llevarse el mérito. Y me dirás que no
busque lo que no hay pero pienso que una película de dibujos animados para
narrar una discusión entre egoístas no es el cauce adecuado. Pienso que los
dibujos animados eran el formato apropiado para narrar una aventura. Porque,
además, Titina deja de tener relevancia: no se convierte en la protagonista, no
seguimos la historia desde su perspectiva, no tiene sentido que esté en el
título. Me
quedo con un puñado de buenas ideas visuales en momentos contados pero es
poquita cosa. El dibujo tiene cierta elegancia mezclado con rasgos feístas para
sus personajes, pero también se queda muy lejos de la enorme calidad artística
de El techo del mundo.
1.
Han pasado 434 días desde el final de El
señor de los anillos: Los anillos de poder y Amazon aún no ha despedido
a J.D. Payne y Patrick McKay. 2.
Dice Snyder que tiene una versión extendida de Rebel Moon y que
es mejor que la que acaba de estrenar. A ver. Majete. ¿Qué tal si dejas de
hacer dos versiones de tus películas y te limitas a ponernos la que tú
consideras buena? 3.
Estoy confuso con Saltburn.
Fue un desastre en cines. De crítica y público. Ahora que se estrena en
plataformas los críticos empiezan a hablar bien de ella o, al menos, a decir
que fue incomprendida, infravalorada… Tíos: que lo de cambiar de opinión
radical en 45 días está reservado a Pedro Sánchez. 4.
Tarantino dice que no hizo la peli de Star Trek porque habría sido la número 10 y la última de su
carrera. Alguien debería explicarle a este hombre que no existen leyes que le
prohíban hacer más de 10 películas, que las chorradas mentales con las que nos
obsesionamos las ponemos nosotros.
Esta
temporada es la más relevante en lo que se refiere a cambios vitales de los
personajes. Les pasan muchas cosas inesperadas. El
cambio más relevante fue para el desagradable James Webb, claro. Pero también
les sucedieron cosas importantes a Catherine Standish, Diana Taverner e Ingrid
Tearney. En cierto modo también a River Cartwright, que va conociendo cómo es
realmente su abuelo. El
arranque me pareció buenísimo, con esa extraña operación de… tanteo. Una vez
que se revela lo que está sucediendo es cuando el lío se multiplica
inesperadamente. Es
una serie cargada de personajes desagradables, impresentables únicos,
auténticos desgraciados, tarados de aúpa. Empezando por Jackson Lamb. Gary
Oldman lo encarna con tal realismo que da miedo, un grandísimo agente del
MI5 y un capullo integral, desaseado, zarrapastroso, maloliente. Aunque, claro,
nadie da más asco que Roddy Ho. De
los 6 capítulos me parece que sólo hay un bache al inicio del sexto, cuando
tenemos 3 escenarios distintos con 3 tiroteos distintos. Aquí tenían que llenar
con acción el metraje antes del interesante epílogo y pienso que debieron
agilizar esos tres ambientes. Entretenida
y con ese toque tan extraño en el que no sabes si debes tomártelo todo en serio
o en broma.
A
toro pasado pienso que pudo ser mejor, pero lo cierto es que antes de entrar en
el cine con mis sobrinas, las expectativas estaban muy bajas. Es
una película de Illumination, responsables de los minions y, más importante, Super Mario Bros. Pensé que después
del taquillazo de ésta última, Migración
sería un producto de serie B. Porque ésas son las triquiñuelas a las que nos ha
acostumbrado Disney. Pero
resulta que Migración está
bastante bien. Su dibujo, animación y colorido son impecables. Realmente una
delicia. Muy bonito desde la apertura con ese cuento que cuenta el padre pato.
El guión tiene sus moralejas que, curiosamente, no son para los más pequeños.
Es una trama acerca de no acomodarse, de explorar el mundo, de salir ahí afuera
y aprender a vivir. Hablando
de los más pequeños también me parece bien que no los tome por tontos. Los
malos son malos y las situaciones de riesgo podrían acabar realmente mal. Muy
mal. Ese chef de cocina que busca convertirlos en patos à l’orange tiene un nivel suficientemente siniestro. Otro
punto a su favor es la duración: cuenta lo que quiere contar en el tiempo
necesario. No se alarga inútilmente. Entretenida,
con algunas buenas ocurrencias y sin bajones de ritmo notables. En fin, mucho
mejor que Wish, la verdad.
Ya
apareció lo de la mavedad en el anterior capítulo. No sé si era un juego de
palabras presuntamente chistoso pero no le vi la gracia. Aquí seguimos con
ello. Espero que acabe por tener algún sentido porque sigue sin tener gracia. Si continúa, podría convertirse en un asunto de cierta mavedad. Pensé
que Russell T. Davies no se pondría pesadito con lo woke. Pues me temo que sí. Sospecho que Disney como distribuidor
habrá tenido que ver. En este capítulo me pareció un poquito cargante. Cuando
el tema sobrepasa cierta cantidad de gente woke
deja de ser representación para convertirse en “no sé cómo caracterizar a mis
personajes y los convierto en estereotipos exagerados”. No
me gustaron sus excesos cursis como la familia de Ruby o la canción de los
goblin (muy cerca del horror de The
Marvels). Tampoco me gustó el ritmo: de nuevo demasiado tiempo con la
familia de Ruby. Hay pocos buenos diálogos, la solución al problema es
demasiado simple (incluso para ser Doctor
Who) y sin emoción alguna. Bien
por los barcos voladores,los goblins
(cuando son siniestros) y Anita Dobson en el último plano que abre un
montón de interrogantes: ¿otro Señor del Tiempo? ¿El Amo? De
momento seguimos sin conocer la personalidad del Doctor (pese a lo que dicen las críticas es muy genérico) y el capítulo no fue
muy brillante. No es malo como los de cierto individuo pero es flojito. Temo que los tiempos sólidos de Steven Moffat no volverán
jamás. Ahora
a esperar a primavera, creo.
-No
corras tanto. La asesina de la marquesa te empotró contra la pared. Bien
jugado. No es un guión tan ingenioso ni tan meta como el de Laura y el misterio del asesino inesperado,
pero sí es más agudo y divertido que el de Laura y el misterio de la novia que esperó demasiado. Sigo
pensando que es una pena que la saga de Laura cuente con tan pocos medios. El
guión apuesta por la clásica sucesión de sospechosos, pero no es nada fácil
descubrir la verdad. Está planteado más como un juego para el espectador que
como investigación. Me explicó: muchas de estas series nos ofrecen pistas
falsas (un primer plano de una jeringuilla, por ejemplo), pero aquí está
exagerado hasta tal extremo que sabes que es una pista falsa. Hay un humor fino
y suavemente irónico a la hora de jugar con clichés. Lo
más raro de todo ha sido lo de Cuevas. Un apunte en el episodio de la novia que esperó demasiado y una
pequeña trama sin relación con nada en el presente episodio. Eso me ha
desconcertado mucho. Que
este hospital se llame Hospital del Reino, ¿será un homenaje al El Reino de Lars von Trier? Que
quede claro que esto pasa solamente en la sanidad privada. En la sanidad
pública sería impensable que ocurrieran estas cosas. La televisión pública no
da puntada sin hilo.
1.
Han pasado 427 días desde el final de El
señor de los anillos: Los anillos de poder y Amazon aún no ha despedido
a J.D. Payne y Patrick McKay. 2.
Si quieres entender el barullo que atraviesa el cine de Hollywood te dejo este
enlace de Elth Tales: https://youtu.be/4nhP0Ukf_Jc. La mejor síntesis,
muy bien expuesta, acerca de cómo las productoras deben pleitesía a los bancos
de inversión (Vanguard, Blackrock…). 3.
Tengo curiosidad por ver resultados de taquilla de Aquaman. ¿Un varapalo para The Marvels o una confirmación de que los súper están acabados?
Qué harán luego DC y Marvel? 4.
Ya sabes lo que pienso de Zack Snyder. Engañó a muchos con su estética
pero yo la vi siempre como un pastiche. No tengo reparos para prescindir de la
mayor parte de sus películas. Hoy se estrena Rebel Moon y le están cayendo tantos palos que casi me da pena.
No. No es verdad. Llevo dos días riéndome.
-La
Inteligencia Artificial es “nosotros” pero sin sentimientos. Difícil
hablar de esta serie. Plantea muchas cosas, abre perspectivas pero luego se
ciñe a un único aspecto. O, si lo miras al revés, si va a centrarse en un solo
elemento, no se entiendeque abra tanto
el campo. Una
chica en parte forense, en parte hacker, en parte investigadora de true crimes y en parte escritora, es
invitada por el científico más rico del mundo a una reunión exclusiva de
geniecillos. La chica encuentra allí a la que fue su ídolo hacker (ahora esposa
del ricachón), a un antiguo novio al que no esperaba ver y un asesinato. La
serie es la investigación de un crimen que, siendo sinceros, pudo ahorrarse
gran parte del viaje. Lo que pasa es que a mí me gusta la mayor parte de ese
viaje. Me gusta ese aire a Diez
negritos, esa atmósfera de aislamiento en Islandia, esos robots hormiga
constructores, la aventura en moto de nieve… Me gusta esa planificación que,
casi en cada secuencia, deja algo perturbador, extraño, inquietante. La parte
del viaje que no me gusta son los flashback
a la investigación del true crime,
que aporta bien poco y ocupa mucho metraje. Creo
que es la 5ª vez que Brit Marling y Zal Batmanglij trabajan
juntos. Es evidente que hay sintonía entre ellos para producir cosas algo
raritas. Puede gustar o no (generalmente no), pero tienen claro lo que quieren.
No les importa esa dispersión temática de la que me quejaba al principio. Creo
que la buscan, que despistan al espectador al mismo tiempo que crean un mundo
de aspecto sólido y ligeramente futurista. Pienso,
un poco en la misma línea, que les sobran personajes o que debieron profundizar
más en ellos. Además
de la propia Brit Marling están Emma Corrin, Clive Owen
(un papel bien distinto a los habituales) y Alice Braga. Opinión
muy personal: podéis ser los padres más inteligentes del mundo, pero si llamáis
Zoomer a vuestro hijo, es que sois idiotas.
-¿Un
hombre que rechaza mi comida? Culpable sin duda. Esta
serie se enmarca en el celebérrimo género de las marujas metomentodo (maduritas
investigadoras) que tanto ha trabajado la Gran Bretaña. En este caso la
Commonwealth, tal vez, ya que la protagonista es de origen indio. Sidhu
tiene un negocio de catering. Allá donde va, hay un asesinato y, adivina:
¿quién crees que descubrirá al asesino? Como
siempre hay dos elementos sustanciales: los casos y las relaciones entre los
personajes. En esta ocasión son los personajes los que sostienen por entero
cada capítulo. Los casos tiran a básicos, pero son los 5 o 6 personajes
habituales los que resultan muy atractivos. La
cocinera detective (Meera Syal) tiene una buena química con el
inspector. Y a partir de ahí conocemos al hijo de ella, a la sargento Mint, al
superintendente… Personajes muy humanos, agradables y con psicologías
relativamente trabajadas. A eso le puede añadir el incentivo de la comida pero,
en este sentido, se queda corto para mi gusto. Es
también una ocasión para ver a Craig Parkinson como poli bueno. Son
sólo 4 capítulos pero tienen trampa: se trata más bien de películas para
televisión pues duran 90 minutos cada uno.
En
2009 aparecía María Pujalte dando vida a la protagonista de Los misterios de Laura. Y, para
tratarse de TVE fue un exitazo. 3 temporadas en España. 2 temporadas en Estados
Unidos. Y otra más en Rusia (Mama-detektiv) que me gustaría ver. Al menos algún capítulo. Y
luego el año pasado nos ofrecieron una película que me gustó bastante. Ahora,
aparecen dos películas más. ¿O dos capítulos de algo que no es temporada pero
podría serlo? Con
esta película (o capítulo) tengo un problema: adiviné quién era el culpable en el segundo 2.
Incluso antes de saber muchas cosas, antes de saber cómos y porqués. Y la razón
es muy sencilla: por culpa de la planificación, por la torpeza en la ejecución.
Sí: por carencias cinematográficas. Y
eso que el caso es rocambolesco. Pero precisamente esa cabriola hay que
cuidarla, hay que exponerla de otra manera. Hay que engañar al espectador con
los puntos de vista. Y aquí la vista no me engañó. Pues
me ratifico en lo que dije en la película anterior. No sé qué pasa. Está claro
que siguen haciendo pelis de Laura porque intuyen que algo bueno tienen. Pero,
entonces, que suelten pasta en condiciones. No
entiendo tampoco porque Los misterios
de Laura ha cambiado a Laura y
sus misterios. Eso complica las búsquedas, la filmografía, la
organización de capítulos… De
todos modos yo seguiré estando donde vaya la señora Lebrel.
A
las plataformas les gusta Hugh Howey. En un año, dos series del escritor:
primero Silo y ahora Beacon 23. Y a Hugh Howey le
gustan los edificios cilíndricos gigantes ocupados por gente que preferiría no
estar allí. Beacon 23 es un faro, un faro estelar, ahí, en mitad del espacio,
alertando a las naves para que no pasen por esa zona. Allí
dentro está el farero, si se le puede llamar así. Allí llegará una mujer.
También habrá 2 IA (Bart y Harmony). Pronto descubriremos que todos tienen
muchos secretos. Y luego llegará aún más gente y sucederán cosas
extraordinarias. Pensé
que sería serializada, como Silo.
Pero Beacon 23 es más bien
procedimental. Hay un arco vertebral a partir de ciertas rocas y los dos
personajes iniciales, pero cada capítulo tiene una fuerte independencia. El
1x04 transcurre 180 años antes de la trama principal. El 1x06 en diversos
momentos del pasado. Así que creo que es importante entender la serie desde el
principio como cuentos diversos, relatos en torno a gentes que aparecen por el
faro. Lo digo porque la calidad también varía bastante. El
episodio 4 me pareció el más interesante, el más profundo en su reflexión
acerca del sentido de la existencia. El 6 más relevante desde el punto de vista
psicológico y emocional. El
1x07 entrelaza todos los relatos anteriores de un modo muy interesante. No me
esperaba esa confluencia de elementos de un modo tan sólido Y entonces
descubrimos (a mí me lo parece) que estamos ante la historia de Bart, la IA
cutre que por su apariencia podría pasar más desapercibida, pero que tiene
capas y capas y una psicología de la que descubrimos algo más en cada capítulo.
Bart es la IA del faro, la historia del faro, un personaje tremendamente
sugerente. El
1x08 viene a destruir gran parte de los méritos de la serie. Por lo aburrido de
la trama se veía venir: este tipo de finales deberían abandonarlos. Más que
alentarme a ver la segunda temporada me decepcionan. Porque pienso queno saben qué hacer con la serie ni cómo
desarrollarla o acabarla. ¿Ver otra temporada para seguir igual? Me ha gustado
esta primera pero merecía un cierre y no sé si ver la segunda.
Un
tipo (puede ser tipa) casado, con hijos, muy familiar, resulta tener un pasado
criminal. Y el pasado llega a él. La idea no es nueva y rara vez sale algo
bueno de ella. De hecho la 5ª temporada de Fargo lo está intentando y… ya hablaremos. Aquí
van en plan comedia porque Mark Wahlberg
coge a su esposa Michelle Monaghan
y sus tres hijos y sale por patas con la excusa de un viaje a Las Vegas. Más
allá de un par de escenas (la del supermercado, la de Enya) y de un
puñado de chistes no hay mucho más. Lo
sorprendente es que, siendo una película de acción, resulta muy aburrida la
mayor parte del tiempo. Lo de la parada en el campus universitario está tan
forzado… Cortar todo eso para bajar de las dos horas habría estado bien. Se
deja ver porque nadie está pidiendo nada pero, en fin, un hervor, una chispa,
no vendría mal. Para
pasar el rato si eres indulgente.
La
mejor película de Godzilla que se ha hecho. Al menos de las que he visto. Y
también una gran película en este año. Ha
terminado la II Guerra Mundial. Japón se recupera de la derrota. Y entonces
aparece Godzilla. Y
Godzilla, el monstruo, lo inconcebible, lo inesperado, es una metáfora perfecta
para hablar del desconcierto post-bélico de Japón. Tenían un emperador que era
un dios y se convirtieron en las últimas personas a tener en cuenta sobre la
Tierra. Las muertes, el duelo, el desconcierto, los traumas, la confusión… Y la
lucha por superar las secuelas de la guerra, por sanar, por reconstruir… Hacer
frente a lo que parece imposible de vencer. Y salir airosos contra todo
pronóstico. Shikishima,
el protagonista, tiene mucho de Porco
Rosso: el aviador al que paralizó el miedo, que fue tachado de cobarde
y que, abrumado por la culpa, busca redención. Conocerá a Noriko, una chica que
ha rescatado a un bebé y encontrará trabajo en un barco (limpiar minas) con una
interesante tripulación. Es
emocional (no cursi) y lo que interesa son ese puñado de personajes. Sus
conflictos, su vida cotidiana, su romance, su amistad, sus traumas. El dolor
que acarrean se expresa en el monstruo pavoroso, inmenso. Y no es difícil
identificarse porque Godzilla es el peso que todos llevamos de maneras
distintas. Y, precisamente por la magnitud del horror, por la devastación, es
una película sobre la esperanza. Todo
el mundo lo hace notar y no es para menos: 15 millones costó. Y la calidad de
los efectos especiales es irreprochable. No parecen haber escatimado, son
imaginativos, asombran. La primera aparición de Godzilla en la playa impacta, la
destrucción de la ciudad te deja despeinado en el
asiento. En EEUU habría costado 200 millones. O más. ¿En qué están tirando
dinero Marvel o DC? ¿Cuánto dinero se blanquea en el cine americano? ¿Realmente
ciertos actores valen el dinero que se les paga? Porque el logro de esta
película está por encima de las destrucciones de Michael Bay. E
insisto: es alucinante en la acción pero es buena porque destaca el drama de
sus personajes. Muy satisfactoria.
1.
Han pasado 420 días desde el final de El
señor de los anillos: Los anillos de poder y Amazon aún no ha despedido
a J.D. Payne y Patrick McKay. 2.
Resumen de Disney en 2023. Pierde 750 millones con 13 películas. Pierde en
ventas de juguetitos de Star Wars
y Cars. Pierde 11,7 millones
de suscriptores en la plataforma. Pierden en parques temáticos. Demanda de
9.000 mujeres por desigualdad salarial. Que probablemente será mentira pero… Y
quedan 15 días hasta que acabe al año entre rumores de huida de inversores y
malas previsiones para Aquaman.
Da gusto ver cómo esta productora se prende fuego a sí misma. 3.
Es curioso que mientras Christopher Nolan declara la guerra a las
plataformas, David Fincher las defiende. Pidió al público que no vaya a
las salas de cine porque “son lugares
grasientos y malolientes”. Ha dejado a mucha gente con la cintura rota. A
mí, por ejemplo. A ver, chicos, Nolan y Fincher, una cosa:
libertad. 4.
La película más taquillera en Estados Unidos el pasado fin de semana fue la
japonesa El chico y la garza.
Y la número 3 otra película japonesa: Godzilla
Minus One. Muy llamativo.
Me
pasa un poco como con los productos procesados de Taylor Sheridan.
Piensan que si son muy bestias implica realismo y, por ende, prestigio. Pero me
ha parecido muchísimo más convencional y rutinaria de lo que esperaba,
especialmente al tratarse de una producción francesa. Los
protagonistas son los tipos de la brigada contra el narcotráfico. Que, para mantener
las convenciones, tiran un poco a corruptos y hacen las reglas de la calle
asu manera. Por supuesto tienen en la
chepa a los de anti-corrupción. Y llega una tipa nueva que ha pedido el
traslado desde la Interpol. Se
deja ver y es entretenida. Innegable. Tiene ritmo y somantas de palos. Pero no
aporta gran cosa. Yo lo veo como unos aficionados que intentaran fardar ante The Shield, esperando su aprobación.
Y, claro, hay ciertas cosas ante las que no debes alardear. Todo
está bastante trillado, tanto en los derroteros de la acción como en la
evolución de los personajes (subtramas románticas aparte, puaj) como en la
estructura general de la historia. Lo
que más me ha sorprendido es lo mal rodados que están la mayor parte de los
tiroteos. Y es una serie que va de eso. Los barullos caóticos, sin la más
mínima composición de la escena, sin que importe el espacio, con la cámara
simplemente rodando lo que haya por ahí, le hace bajar muchos puntos
definitivamente.
Monk tuvo 8 temporadas de 2002 a 2009. Muy bien
valorada. Un poli con trastorno obsesivo compulsivo. Multi-neurótico, si es que
eso existe. Un caso único para la psiquiatría. A la gente le encantaba. A mí me
ponía de los nervios. Lo cual está muy bien porque era el objetivo. Pero yo no
podía soportar una temporada entera. Han
pasado 14 años. Monk ha vuelto con un último caso y pensé que tal una vez una
peli sí podía soportarla. Pude. ¿Seré menos neurótico que hace años? Molly
va a casarse y su novio muere justo antes, haciendo puenting. Molly sospecha que el asesino es Jeff Bezos. Vale:
lo llaman con otro nombre (Richard Eden) pero es Bezos sin duda alguna. El
principal problema que le veo es su ejecución televisiva. Si decides hacer una
película deberías añadirle un plus, darle un aire más cinematográfico. Sin
embargo el nivel de producción es como el de la serie. No está mal pero se
queda un poco cortito. Lo
cierto es que tiene momentos tan absurdos, tan descomunalmente absurdos, que es
muy divertida. Lo de bajar el puente y las argumentaciones en torno a ello me
pareció tronchante. O los 20 dólares. O la mancha en el papel. Y, claro, el
lanzamiento espacial ya es de traca. Es
decir que, como siempre, el caso en sí no es lo importante, es esa comedia y
son esos personajes que rodean a Monk, sus relaciones y la forma tan rara en
que se imbrican. El
final es bueno y apunta la posibilidad de recuperar la serie.
-Usáis
la inteligencia para ser idiotas, envenenando el mundo. Siempre
me han llamado la atención esas películas y series que critican la televisión,
que muestran cómo las pantallas nos manipulan y nos adoctrinan. Como si nos
dijesen: deja de ver todo excepto lo mío. -Yo
tengo razón. Y
este capítulo es muy así. Pero muy. Todo el mundo se obceca con que tiene
razón. Y el Doctor, que no está sometido a esa manipulación, desde su
superioridad moral, nos acusa de nuestra superioridad moral. Curioso,
interesante, inquietante. Una ética en la que no existe bien o mal sino que,
para el Juguetero, es ganar o perder. A
ver. Neil Patrick Harris siempre empieza resultando fascinante en su
peculiar histrionismo. Pero a la vez, con el paso de los minutos me acaba
cansando. Porque el histrionismo, sea de quien sea, siempre es exageración. Y
por tanto cansa. Sus tonterías se me hicieron pesadas hasta que llegó la
regeneración que por primera vez fue bi-generación. Ahí el juego del Juguetero
volvió a ser interesante y… se resolvió de modo demasiado simple. Un
gran despliegue de medios en sus primeros minutos, una buena propuesta, un
ligero bache de ritmo y un final más hogareño, familiar y feliz de lo que nunca
tuvimos. Incluso con unos minutos para familiarizarnos con el nuevo Doctor que
ojalá se ponga pronto unos pantalones.
-Deberías
salir de Biloxi, Charlie. -Eso
es lo que todo el mundo me dice. Charlie
es el ejecutor de Stan. Charlie prefiere que le llamen conserje, el que
soluciona problemas. Hace poco participó en la eliminación de Rollo para que se
mantuviese la paz entre bandas. Pero no ha sido suficiente. Toda la banda de
Stan es asesinada y Charlie es el único superviviente. Pierce Brosnan en la línea de Liam
Neeson. Un tipo ya talludito, anciano, en papeles que se supone que no
debería hacer alguien de su edad. Pero si el guión es bueno, si no se exceden
con fantasmadas, si aprovechan los puntos fuertes del actor, el resultado puede
ser decente. En
esta ocasión lo es. Alguien ha leído a Elmore Leonard y sólo echas de
menos la presencia de Raylan Givens. Estamos en el Mississippi y la gente se
deshace de los cadáveres mediante el sencillo procedimiento de echárselos a los
caimanes. Me
gusta bastante la primera media hora: describiendo el ambiente, los criminales,
las reglas del juego, la presencia de Morena Baccarin… Y cuando está
todo en su sitio comienza la venganza, el ejecutor o el conserje haciendo
aquello que mejor sabe hacer. No
es ninguna obra maestra. Tiene cosas chuscas como ese tipo conduciendo con la
pistola en la mano y otras más sórdidas y crudas que no parecen encajar muy
bien entre sí. Suelo estar contra muchas subtramas románticas pero supongo que,
en esta ocasión, no estaré solo. Sin
embargo tampoco es un subproducto de usar y tirar. Phillip Noyce sabe
hacer las cosas con profesionalidad cuando quiere. Y,
oye, tiene algunos buenos diálogos y réplicas divertidas.
-Odio
a la gente, joder. Es
casi lo primero que dice Julia Roberts y lo que, en el fondo, viene a
decir el título. Digamos que ella representa el individualismo demócrata: ser
individualista para no debatir, para que nadie te lleve la contraria. Descansar
en tu superioridad moral sin que te cuestionen. En cierto momento, breve,
resulta que necesitarán a otra gente y toparán con el individualismo
republicano que tiene sus propios problemas (Kevin Bacon). La
familia se va de vacaciones y alquilan una casita de campo el día en que el
mundo (Estados Unidos) se va a la mierda. Sam Esmail dirige que da gusto. Me
encantan todos sus aspectos fílmicos: su elegancia formal, la fluidez de los
travelling para los que no hay barreras, la brutal energía para generar tensión
cuando se lo propone, esa música minimalista agobiante… Todo juega de modo
acorde para narrarnos las primeras horas de la demolición de la sociedad, los
humanos mostrando la debilidad ante lo incomprensible. El miedo, los rumores,
las suposiciones, las dudas… Es
un relato del desconcierto de la sociedad. Perturbadora
(y en mi opinión graciosa) la escena de los Tesla (así ajustan cuentas los Obama
–productores- con Elon Musk). O la niña que quiere ver el último
capítulo de Friends porque es
el único lugar donde encuentra felicidad. Pero hay otras secuencias
inquietantes para que escojas. Me
gusta mucho su final. No gustará a la mayoría. Es anticlimático. Termina ahí y ya. Pero queda clara la paradoja (los medios como una vía de escape y reflexión) mencionada en los inicios de la trama. La vida debería ser mucho más
sencilla y la hemos complicado innecesariamente. Me gusta entenderlo así.
Aunque admito que hay otras interpretaciones más negativas porque, no voy a
negarlo, no es una peli muy optimista.
1.
Han pasado 413 días desde el final de El
señor de los anillos: Los anillos de poder y Amazon aún no ha despedido
a J.D. Payne y Patrick McKay. 2.
Godzilla Minus One debió
estrenarse la pasada semana. Nadie supo qué pasó. Bueno, yo no lo sé. Seguro
que alguien sí lo sabe. Pero ya me entiendes: nadie dio explicaciones fiables.
Una peli que triunfa en todo el mundo y que quedó en el limbo durante días.
Ahora parece que se estrenará la próxima semana. Una vez más: la distribución
en este país es de locos. 3.
Disney comunicó el lunes que no compartirá más datos económicos sobre The Marvels. 84 mil euros recaudó en
su tercer fin de semana en España. Yo entiendo que no quieran pasar más
bochorno, pero me parece más inteligente retirar la película de los cines. 4.
Y tras la debacle de Wish en
su segunda semana Bob Iger ha admitido que en Disney se han pasado de progres. Reconoce que perdieron de vista
cuál debía ser su objetivo número uno. “Primero
tenemos que entretener. No se trata de mensajes.” Eso lo sabíamos todos.
Por eso pienso que yo debería ser el CEO de Disney. O tú. O el primero que pase
por la calle. Sí, cualquiera lo haría mejor.
Un
perro neoyorquino se siente solo, compra un robot y se hacen grandes amigos. No
hay más. Por no haber no hay ni diálogos. Y es estupenda. Pablo Berger
deja que asistamos a las pequeñas aventuras (y alguna desventura) de esta
pareja de amigos en los años 90. Fiestas, comidas, ocurrencias, acontecimientos
diversos de la vida. Pueden
verla los niños pero no es para niños. Hay un fondo de cierto calado, una
profundidad que recuerda a Chaplin. Lo mismo estás en un momento de
humor como saltas a un terreno melancólico o te sirven un instante de sarcasmo. El
dibujo es muy simple. Para mi gusto demasiado simple, pero veo que funciona,
hay equilibrio entre forma y fondo aunque estilísticamente no tenga la
personalidad de, por ejemplo, Hilda.
Le veo un poco más de problemas al ritmo. Creo que hay un bache hacia la mitad
de la película y sospecho que era algo difícil de evitar. No he leído el cómic
pero se nota que el salto al cine no le siente bien del todo por su propio
carácter episódico. Puede que tampoco una serie hubiese sido adecuada. La
cuestión es que, al configurarse como un anecdotario, puede llegar a cansar y,
por otra parte, le falta un momento de altura, un algo de épico. Sí
hay un punto en el que demuestra que “ahí queríamos llegar”, un núcleo central
en la historia, pero le falta algo más de fuerza al conjunto. En
cualquier caso, sin ser ñoña, sin ser demasiado sentimental, es una película
tierna, agradable, con mucho corazón, una bonita historia acerca de la soledad
y de la amistad.
Buena
película. Te lo dice alguien que tiene problemas con las pelis de juicios. Y
aquí hay un juicio. Pero es que es un juicio muy diferente a los que solemos
ver. De hecho, mientras lo veía, supe cómo terminaría. Porque esta Anatomía de una caída es en realidad
la disección de una familia. Una
bonita casa en las montañas en la que vive un matrimonio de escritores, su hijo
de 11 años con problemas de visión y el perro lazarillo del chico (esto es
importante). El padre muere cayendo desde el piso superior. ¿Accidente?
¿Suicidio? ¿Homicidio? ¿Asesinato? No
hay pruebas concluyentes y acusan a la esposa. A
mi entender debería estar claro desde el principio que el juicio en sí no tiene
finalidad sustancial alguna porque no hay ninguna prueba acerca de nada y todo
son meras suposiciones. El juicio debe entenderse como la excusa para que nos
adentremos en la intimidad de ese matrimonio. Y, lo que para mí es más
importante, para que cuestionemos ese juicio y cualquier juicio. ¿Qué
sabemos acerca de nadie? ¿Por qué juzgamos, opinamos, decidimos? No conocemos
el contexto, los conflictos de años, las dificultades de lustros, los actos
compartidos de décadas. Los hechos de ayer, una grabación de hace poco, una
discusión de hace nada, no implica que conozcamos mejor a las personas. Una
conversación íntima con el hijo, en el coche, de mucho tiempo antes puede ser
más relevante. Recordé aquello que decía Chesterton acerca de que los hechos no
son la verdad. Hay un sustrato, un fondo, elementos invisibles. Los hechos son
sólo la punta del iceberg, lo que vemos desde fuera. ¿Qué
sabemos de las personas? Nuestras especulaciones son vacías. La
directora, Justine Triet, tiene un pulso de hierro para la
planificación. No hay nada espectacular pero qué bien demuestra loque quiere: elipsis de imagen con presencia
de sonido, sonido superpuesto a los labios de otra persona, movimientos de
cámara estudiados… Pequeños juegos, no demasiado llamativos, que te mantienen
pegado a la historia. La
película dura 151 minutos. Echará a muchos para atrás. Pero mantiene el interés
en todo momento.
-Paldoñia
es como una peli de Tim Burton: colorida pero da mucho miedo. No
esperaba gran cosa, pero sí algo. Pues ni eso. Pretende
ser una comedia de acción en la línea de aquel bodrio que filmaron Sandra
Bullock y Channig Tatum (La ciudad perdida), pero es aún peor. Una
de esas historias que no sabe lo que quiere ser. Como comedia no funciona
jamás. No es que no haga gracia. Es que lo intentan y no lo consiguen por lo
que te da grima, lástima o vergüenza ajena según el tipo de chiste. Aunque
caben combinaciones de los tres. Pero
lo peor es que, de cuando en cuando, tomándoselo totalmente en serio, se pone
intimista, dramática, hace crítica social, comentarios políticos, analiza el
periodismo actual, la manipulación de los medios de comunicación, incluso se
pone moralizante… y de repente aparece música cañera y volvemos a una escena
absurda, a tiroteos sin pies ni cabeza. Mala.
De John Cena puedes esperar cualquier cosa. Y de Alison Brie también.
Aquí está la prueba. Y Pierre Morel hizo sonar la flauta por casualidad
con Venganza pero desde
entonces…
-Cuando
existan las matemáticas camboodianas llanas descubriréis que es posible. Dos
cosas me interesan de este capítulo. La
primera de ellas es que nos sitúa al Doctor y Donna en el límite del universo,
a un paso de la nada, de la no-luz, del no-espacio, del no-tiempo… De las
no-cosas. Y
logra que sintamos ese vértigo entre la existencia y el vacío. La
segunda cosa interesante es un corte de montaje. Si has visto el capítulo
seguro que sabes cuál es. Cuando lo ves, piensas: vaya trozo gordo de metraje
que acaban de cortar y qué abrupto ha sido. Eso o, si piensas como el Doctor,
consideras: aquí pasa algo. Y sí: ahí pasa algo. Me gusta mucho el modo en que
usan el corte de plano para que una cuestión técnica errónea se convierta en
parte de la narración. Es
un buen capítulo. Menos acelerado que el primero, más reposado, limitándolo a 4
personajes y 2 actores. Y demostrando que no importa que los efectos especiales
tiren a cutres porque el guión tiene algo que contar. Werner Herzog tiene un falso
documental (también de ciencia-ficción) titulado La salvaje y azul lejanía. No sé si Russell T. Davies se
ha inspirado en él pero sí hay ciertas conexiones con esa raza extraterrestre
que trata de crear una comunidad en la Tierra. Aunque la presente versión de Davies
es el reverso tenebroso.
Sabes
que estoy muy a favor de que el cine cuente las cosas con imágenes, que pienso
que en el cine se habla demasiado. Es uno de los problemas que vi en Oppenheimer. Hablar, hablar, hablar… Hace
poco se estrenó la peli de terror Nadie
te salvará que era, esencialmente, muda. La semana que viene tendremos
una de animación silente, Robot Dreams.
Y hoy hablamos de una película de acción sin diálogos. John Woo desapareció del
panorama occidental hace 20 años y regresó a China. Ahora vuelve con esta
historia de venganza. Trama sencilla: un niño muere en un tiroteo entre bandas.
El padre irá a por ellos. El
toque de John Woo, en esta ocasión, es que no se dice ni pío en toda la
peli. Esa es su originalidad y me parece muy interesante cómo juega con ella. Gran
problema: su primera mitad. Digamos que unos 45 minutos se nos van en el
entrenamiento, en ver cómo el papá se prepara. Y eso es muy difícil de
sostener. Se hace algo pesadito. Ver cómo Joel Kinnaman se pone cachas y
aprende a disparar tiene cierto límite. Luego
sí. Luego está el John Woo que conocemos, el espectáculo de la acción,
la violencia imposible convertida en ejercicio estético. Bien: sin pasarse.
Nunca fue uno de los grandes y tampoco aquí está maravilloso. Hay buenas
persecuciones de coches pero las hemos visto mejore. Está ese tiroteo, largo
travelling en la escalera, que es muy bonito pero que no supera el de Atómica. Y las peleas son
contundentes pero no llegan a John
Wick. La cámara lenta le sigue encantado. En
fin, que no es una obra maestra, pero tampoco lo pide nadie. John Woo
sigue siendo un gran artesano y cumple con creces para, sin ser maestro, estar
por encima de la media de la clase.