9/12/23

Dejar el mundo atrás

-Odio a la gente, joder.
Es casi lo primero que dice Julia Roberts y lo que, en el fondo, viene a decir el título. Digamos que ella representa el individualismo demócrata: ser individualista para no debatir, para que nadie te lleve la contraria. Descansar en tu superioridad moral sin que te cuestionen. En cierto momento, breve, resulta que necesitarán a otra gente y toparán con el individualismo republicano que tiene sus propios problemas (Kevin Bacon).
La familia se va de vacaciones y alquilan una casita de campo el día en que el mundo (Estados Unidos) se va a la mierda.
Sam Esmail dirige que da gusto. Me encantan todos sus aspectos fílmicos: su elegancia formal, la fluidez de los travelling para los que no hay barreras, la brutal energía para generar tensión cuando se lo propone, esa música minimalista agobiante… Todo juega de modo acorde para narrarnos las primeras horas de la demolición de la sociedad, los humanos mostrando la debilidad ante lo incomprensible. El miedo, los rumores, las suposiciones, las dudas…
Es un relato del desconcierto de la sociedad.
Perturbadora (y en mi opinión graciosa) la escena de los Tesla (así ajustan cuentas los Obama –productores- con Elon Musk). O la niña que quiere ver el último capítulo de Friends porque es el único lugar donde encuentra felicidad. Pero hay otras secuencias inquietantes para que escojas.
Me gusta mucho su final. No gustará a la mayoría. Es anticlimático. Termina ahí y ya. Pero queda clara la paradoja (los medios como una vía de escape y reflexión)
 mencionada en los inicios de la trama. La vida debería ser mucho más sencilla y la hemos complicado innecesariamente. Me gusta entenderlo así. Aunque admito que hay otras interpretaciones más negativas porque, no voy a negarlo, no es una peli muy optimista.

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