6/12/23

Anatomía de una caída

Buena película. Te lo dice alguien que tiene problemas con las pelis de juicios. Y aquí hay un juicio. Pero es que es un juicio muy diferente a los que solemos ver. De hecho, mientras lo veía, supe cómo terminaría. Porque esta
Anatomía de una caída es en realidad la disección de una familia.
Una bonita casa en las montañas en la que vive un matrimonio de escritores, su hijo de 11 años con problemas de visión y el perro lazarillo del chico (esto es importante). El padre muere cayendo desde el piso superior.
¿Accidente? ¿Suicidio? ¿Homicidio? ¿Asesinato?
No hay pruebas concluyentes y acusan a la esposa.
A mi entender debería estar claro desde el principio que el juicio en sí no tiene finalidad sustancial alguna porque no hay ninguna prueba acerca de nada y todo son meras suposiciones. El juicio debe entenderse como la excusa para que nos adentremos en la intimidad de ese matrimonio. Y, lo que para mí es más importante, para que cuestionemos ese juicio y cualquier juicio.
¿Qué sabemos acerca de nadie? ¿Por qué juzgamos, opinamos, decidimos? No conocemos el contexto, los conflictos de años, las dificultades de lustros, los actos compartidos de décadas. Los hechos de ayer, una grabación de hace poco, una discusión de hace nada, no implica que conozcamos mejor a las personas. Una conversación íntima con el hijo, en el coche, de mucho tiempo antes puede ser más relevante. Recordé aquello que decía Chesterton acerca de que los hechos no son la verdad. Hay un sustrato, un fondo, elementos invisibles. Los hechos son sólo la punta del iceberg, lo que vemos desde fuera.
¿Qué sabemos de las personas? Nuestras especulaciones son vacías.
La directora, Justine Triet, tiene un pulso de hierro para la planificación. No hay nada espectacular pero qué bien demuestra lo  que quiere: elipsis de imagen con presencia de sonido, sonido superpuesto a los labios de otra persona, movimientos de cámara estudiados… Pequeños juegos, no demasiado llamativos, que te mantienen pegado a la historia.
La película dura 151 minutos. Echará a muchos para atrás. Pero mantiene el interés en todo momento.

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