30/12/23

Titina

La película me recuerda inevitablemente a
El techo del mundo. Y Titina sale perdiendo por goleada.
Amundsen solicita al ingeniero italiano Umberto Nobile que construya un dirigible capaz de alcanzar el Polo Norte. Umberto Nobile viajará con su perrita Titina y veremos las cosas desde el punto de vista de la perra.
O esa era la idea.
En primer lugar el sentido de la aventura es nulo. La directora parece más interesada en ridiculizar al pueblo italiano en su conjunto y a Amundsen en particular. Apenas hay tensión, emoción, drama. La mirada se posa en un anecdotario de pequeñas cosas que no interesan a nadie. Dudo que realmente le interesen a ella misma.
El interés de la directora está solamente en la media hora final: las disputas entre Amundsen y Nobile por llevarse el mérito. Y me dirás que no busque lo que no hay pero pienso que una película de dibujos animados para narrar una discusión entre egoístas no es el cauce adecuado. Pienso que los dibujos animados eran el formato apropiado para narrar una aventura.
Porque, además, Titina deja de tener relevancia: no se convierte en la protagonista, no seguimos la historia desde su perspectiva, no tiene sentido que esté en el título.
Me quedo con un puñado de buenas ideas visuales en momentos contados pero es poquita cosa. El dibujo tiene cierta elegancia mezclado con rasgos feístas para sus personajes, pero también se queda muy lejos de la enorme calidad artística de El techo del mundo.

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