A partir de ahí, entre las decisiones erróneas que toma, lo patoso que es y un elemento consustancial gafe, la vida se le va a complicar mucho a Gabe.
Producción británica de 3 capítulos. Hay que reconocer que los británicos saben hacer las cosas bien. Con ese tono realista, esa cara de buena persona de Gabe y el toque dramático de fondo hacen que te pegues a la pantalla.
Se trata de un ejercicio de tensión que no decae en ningún momento. El ritmo se sostiene en cada escena y en su conjunto a lo largo de los tres capítulos. Es una angustia ver cómo a cada paso que da Gabe se libra por los pelos para enredarse aún más su existencia.
Lo bueno es que lo que percibimos como casualidades e inverosimilitudes, tal vez, después de todo, no lo son tanto. Un giro cerca del final da un vuelco narrativo y nos obliga a ver todo desde otro punto de vista. Incluso se transforma en algo más, una mirada acerca de la protección de datos, la intimidad de las personas, el valor monetario de cualquier información que das por internet, por teléfono…
Buena historia. Bien construida, bien rodada y juega con el espectador de un modo maravilloso.
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