19/9/22

Un asunto privado. Temporada 1

-Pero es que usted, señorita, quiere convertirme en Watson.
-Le veo más Poirot.
Para todo hay una primera vez y ésta es mi primera incursión en una producción de Bambú, así que de lo que trata, sobre todo, es de vestidos, zapatos, perfumes, muebles… Pero en esta ocasión tienen la decencia de añadir al ajuar unos cuantos crímenes, humor, Aura Garrido y Jean Reno.
Las cabeceras. Distintas para cada capítulo, en dibujos animados sencillos, bonitos, coloridos, como un pequeño avance de lo que vamos a ver.
El tono general es un poco tontuelo, ligero, acorde con la búsqueda del lado cómico. Por eso choca mucho y me saca de la historia cada vez que incursionan en tramas excesivamente adultas ya sea por su drama o por su sordidez. No me cuadra. Estás en una cosa ligerita y casi familiar y de pronto te plantan un cierto nivel de crudeza que va más allá de lo meramente frivolillo.
La puesta en escena es deliciosa. Fotografía, colores, escenarios, atmósfera. Un alto nivel de producción. Con aventuras y acción en trenes, avionetas, persecuciones…
También está lograda la química entre Marina y Héctor. La niña pija, inteligente e impulsiva, al lado del mayordomo flemático y cabal que se deja arrastrar por las maquinaciones de la joven.
Galicia, años 50, pazos, calles, vehículos, fiestas…
Bien a grandes rasgos. Pero bien es poco en este caso porque tiene un potencial enorme para algo más inteligente. Aunque no sé qué me hace pensar que Bambú no quiere ser más inteligente.
A mí me ha decepcionado un poquito pero confío en una segunda temporada con más garra.
-Un buen mayordomo no se olvida de los detalles.

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