21/9/22

Tres mil años esperándote

Alithea Binnie es profesora, estudia los relatos, la transmisión, los mitos. E impartiendo un curso en Turquía compra una botellita extraña de la que surge un genio, un djinn que le ofrece tres deseos. El problema es que Alithea Binnie no desea nada.
El djinn cuenta historias. Y ése es el problema. Que las cuenta, no las muestra. Todo es episódico, visualmente bonito pero sin desarrollo, explicado por una voz que acaba por resultar cansina, agotadora. Intrigas palaciegas, guerras, espionaje que no vemos. Un fragmento aquí y otro allá mientras el narrador explica qué siente la gente, cómo se siente. Pero como no lo vemos, no lo sentimos. Imposible identificarse con esos personajes de tres planos breves antes de pasar a otra cosa. La reina de Saba, el imperio otomano, escenarios coloridos. Pero, sobre todo, no hay propósito en todos esos relatos de cara a la metáfora final, simple, elemental.
Esa escena en que Murad mata a los trovadores que le aburren… pues eso. Llega un punto en que deseas que alguien ponga fin a la verborrea del djinn.
Y es una pena. Porque dirige George Miller, porque actúan Idris Elba y Tilda Swinton. Pero ni por esas. Se me ha hecho larga como tres mil años y podría haber pasado otros tres mil esperándola.

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