29/9/22

Ghosts. Temporada 4

No tengo ni idea de por qué sigo viendo
Ghosts. La británica, la buena. La versión americana no la aguanté. No sé por qué sigo. Porque los chistes buenos de fantasmas hace tiempo que se agotaron. De hecho es posible que se agotaran antes de que terminara la temporada 1.
Pero hay algo. Por supuesto está la idea cómica de esos nueve fantasmas (perderemos a uno esta temporada) y los 10 apelotonados en la sala de calderas. Pero a esa comicidad se suman estratos algo complicadillos. Su patetismo, por supuesto, tanto el de fantasmas como el de humanos. Su poso de tristeza. Los proyectos que nunca salen bien. El cansancio vital de Alison. Esa languidez esencial que tratan de ignorar con permanentes disputas.
Tras el absurdo y los chistes hay una angustia enorme, una nostalgia de la vida.
Pienso que, realmente, los guiones no son tan buenos como en un inicio. Pero tras esa suave desolación hay detrás una gran ternura a la hora de contemplar a los personajes.
Mi favorito sigue siendo Robin. Ese hombre de las cavernas al que no vas a engañar con los puntos brillantes en el cielo:
-Eso es la Estación Espacial Internacional.
Robin podría tener una serie para él solo. Una serie que contara cómo es su vida de fantasma desde que murió hace decenas de miles de años.
Bueno, también la veo porque son 6 capítulos de poco más de 20 minutos.

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