Anna, con depresión, lleva 10 meses sin salir de casa. Y como no tiene nada mejor que hacer, espía a los vecinos.
Dirige Joe Wright, con su característica habilidad en el manejo de la cámara. Planos llamativos, ideas visuales, agilidad en los movimientos de la cámara. También con algunas idas de la olla que no surten el efecto que él desea. Pero, evidentemente, está a años luz de la pericia técnica de Hitchcock. Él lograba crear una tensión imponente con un minimalismo extraordinario. Aquí se intenta hacer lo mismo con acumulación de secretos, situaciones y giros.
¿Era necesario hacerla tan enrevesada, atropellar tantas cosas? Lo que en la película original era una sencilla recopilación de pruebas para probar un asesinato, aquí se transforma en un juego sobre la cordura de la voyeur. Juego que no funciona en ningún momento porque el espectador sabe que ella está en su sano juicio. La trama del inquilino con la condicional es innecesaria, ridícula y enormemente torpe.
Desde luego el reparto es una maravilla. Amy Adams, Julianne Moore, Gary Oldman, Jennifer Jason Leigh, Anthony Mackie… Amy Adams está bien en su papel. Sin embargo Julianne Moore sale sólo unos minutos y cuando ambas comparten plano se merienda a la protagonista.
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