10/5/21

Adiós, idiotas

Es un cuento trágico, una comedia enormemente triste. Un relato de gente sin hueco en este mundo, desubicados. Tres personajes que se cruzan en una búsqueda efímera, que durante unos instantes perciben una conexión. Pero fugaz. El policía verborreico que mezcla
Freud, Sartre y existencialismo, a la larga tendrá razón. El infierno son los otros. Contado con maldita gracia.
Porque la puesta en escena es una delicia. Colores intensos, planificación, ocurrencias visuales, excelente fotografía… Está muy bien rodada y ciertamente muchas de las situaciones en que se embarcan los personajes son divertidas. Visualmente atractiva y con diálogos surrealistas (a veces tantos cansan un poco) que nos sumergen en una especie de universo alternativo con peluqueras enfermas, informáticos torpes y archiveros ciegos.
La trama se desarrolla fresca, ligera, exhibiendo el misterio de la variedad humana en busca de un sentido que no encuentra, dirigiéndose hacia lo que, tal vez, según los presupuestos de la película, es la tragedia inevitable pero que yo, sinceramente, no acabo de verle sentido. Claro que, en el fondo, ni vida ni muerte tienen sentido. Son circunstancias que ocurren, sin más, dentro de una soledad que lo arrasa todo.
Virginie Efira, la actriz de moda en el cine francés, lo borda, con ese vestido rojo que parece grabarse en nuestra retina y que simboliza muchas cosas.
Me quedo con la escena de los ascensores.

No hay comentarios: