Y las cosas no funcionan así. El ritmo de lectura de los tebeos es absolutamente distinto al de una serie. Las tramas añadidas que los guionistas escriben para completar el metraje pueden ser interesantísimas (o no) pero la trama general se resiente. El viaje hacia la conclusión en las series se hace excesivamente largo.
Me ha pasado con Jupiter’s Legacy, me pasó con Invincible (no la pude terminar porque además la animación es paupérrima para un producto de supuesta calidad) y me pasó con Runaways (ahí me pasaron muchas más cosas todavía).
En Jupiter’s Legacy nos repiten decenas de veces la dicotomía entre vivir según el código o que las reglas han cambiado. Mensaje que quedó claro la primera vez. Pero es el modo de llenar decenas de conversaciones que no tendrían que existir en una buena adaptación.
Algunas cosas me gustan. Los problemas generacionales de los súper son como los de cualquiera. Los ideales que los padres proyectan sobre los hijos se ven truncados porque los hijos tienen sus propias ideas y viven en otra época. Si vives más de cien años ni te cuento. Creo que eso está bastante bien contado.
En la personalidad de Utopian (buen nombre) hay mucho que rascar. Un tipo que pone unos ideales altísimos que sólo él puede cumplir. Entre otras cosas porque es más poderoso que todos los demás. Pero que ni siquiera conoce la verdadera razón por la que debe ser bueno, lo que implica ser bueno.
Pero lo que más me gustó fue el relato de 1929. El crack, la ambientación, la aventura marítima, la isla misteriosa... Todo eso tiene un sabor muy clásico que me atrajo mucho. Enlaza muy bien con la génesis de los cómics de superhéroes y con las novelas de aventuras tradicionales.
La cosa es que yo creo que no deja mucho poso. Se ve fácil pero tampoco tengo especial interés por una segunda temporada. En la que supongo que ya no habrá isla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario