Basada en verdaderas suposiciones.
George English es un americano que viajó a Suecia, se enamoró, se casó, tuvo una hija y ahora debe medio millón de coronas al fisco sueco. Poco después se entera de que Suecia aún ofrece 50 millones de coronas por el asesino de Olof Palme. Y George English se dice a sí mismo que tan difícil no puede ser.
El primer capítulo no me gustó gran cosa. Estuve a punto de dejarlo. Pero, por suerte, no lo hice. La serie es una galería de personajes surrealistas, locos, estúpidos, demenciales, encantadores, maravillosos. El núcleo de investigadores son un anciano que bebe cierta cosa asquerosa, un periodista que trata de encontrar una noticia para que no le despidan, una bibliotecaria con un pasado oscuro, un escritor de teorías de la conspiración… Y luego están los sicarios (loquísima esa Judith Paris como Mindy “Boom Boom”), la mujer e hija de George, la gente del periódico, la inspectora desconcertada, los alumnos de la clase… Y a cada nuevo plan, a cada escena delirante, se suman nuevos personajes excéntricos.
Cada individuo que aparece tiene una personalidad bien definida. Fueron todos esos personajes extraños los que me hicieron seguir en la serie. Pero además hay una carga irónica tanto sobre el americano y su inmadura libertad como sobre los suecos y su rigidez. Hay tanto cariño como mala leche. Es tan humana como mordaz. Pero sobre todo es muy divertida.
Hay que entrar a su humor pero pienso que es una serie con mucho encanto, bien escrita y con un desarrollo imposible de adivinar, lejos de clichés. 6 capítulos muy disfrutables aunque, como digo, el primero cueste un poco.
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