Estaba
por poner un poquito a caldo esta temporada. Llevaba 6 capítulos que
no me satisfacían del todo (ahora explico) cuando vi el piloto de
High Potential, el homólogo de la serie americana.
Entonces me dije: La serie francesa, al lado de la
americana, es una joya. Puede que no estén haciendo las cosas bien
pero, aún así, son mucho mejores que estos otros mindundis.
La
cuestión es que se me hacía muy pesado el eje de la trama personal:
el cuarto embarazo de Morgane. Y, la chica, siendo como es, no sabe
quién es el padre. En el fondo es lo que hace que Morgane sea
Morgane, lo que hace que los caóticos, despistados y un poquito
tarugos agentes de la comisaría de Lille, sean tan divertidos.
Los
yanquis ya se sabe: tienen que ser eficaces. La Morgan americana no
puede ser irresponsable y los polis responden a los parámetros de
dignidad que se espera de ellos. ¿Qué gracia puede haber ahí?
Así
que decidí pasar por alto las excentricidades argumentales del
embarazo y disfrutar del resto: las deducciones, los juegos visuales,
los chistes absurdos y la resolución caótica de las situaciones.
Pese
a todo creo que llevan dos temporadas complicándose innecesariamente
la vida y que en vez de añadir personajes deberían reducir. Creo
que están en buena situación para ello.
Audrey
Fleurot tiene que acabar agotada con tanta gansada. Bueno. Ya
sabemos quién es el papá. Después de un susto vino un giro. El que
queríamos. Supongo.
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