En
2021 Megan Park
dirigió The Fallout, una película que me gustó
bastante. La historia de una chica con un trauma particular y un
desarrollo verosímil de sus emociones.
Así
que quise ver qué hacía con su segunda película. Y no puede ser
más diferente. Me ha parecido un espanto.
La
protagonista, Elliot, es la adolescente más tonta del mundo, un
cúmulo de clichés en todos los niveles: drogas, sexo, woke,
ecología, música, política, gustos… Todas las chorradas que le
han dicho que están de moda, ella las tiene. Ni una sola idea
propia. Ya he mencionado alguna vez lo mucho que odio cómo están
escritos la mayoría de adolescentes de las series y películas. Pues
Elliot es un compendio de todos esos idiotas.
Elliot
se toma unas setas alucinógenas y se encuentra con la Elliot de 39
años que será. Su yo futuro, su viejo culo, le advierte de que no
se enamore de Chad.
Y,
literalmente, no hay nada más. Ni más profundo ni más superficial
ni más trama ni acontecimiento alguna que pueda sacar a esta mema de
su indigencia intelectual.
Hay
una argumentación acerca de que los adolescentes tienen derecho a
hacer estupideces porque así exploran el mundo. No estoy de acuerdo
pero desde luego nadie debería ser tan imbécil a este nivel.
Una
apuesta en contra del cerebro y a favor del sentimentalismo puro.
Lástima
por Megan Park.
Sospecho que en su primera película agotó todo lo que tenía que
decir. Aubrey Plaza se metió en demasiados charcos en este
2024: My Old Ass, Megalópolis, Agatha, ¿quién
si no? Y no parece que el 2025 vaya a mejorar.
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