13/10/24

Strange Darling

-A veces no veo humanos. Veo demonios.
Strange Darling: un thriller en 6 capítulos.
Empezamos con el 3, que si vamos en orden no tiene tanta gracia. Luego 5, 1, 4, 2, 6. Y un epílogo.
No es complicada, no te preocupes. Es una película bestia, macarra. Está filmada de modo extraordinario en todos sus aspectos. J.T. Mollner tiene un dominio de la cámara que deja claro que ha visto mucho cine. Qué pocos actores necesita para una historia tan agitada.
Lo primero que llama la atención es su fotografía, con un estilo setentero cuidadísimo. Y curiosamente se encarga de ello Giovanni Ribisi al que yo sólo conocía en su faceta de actor. Es una fotografía saturada de colores cálidos, intensos, que contrastan de cuando en cuando con escenas casi monocromas en azules o amarillos o un final en blanco y negro.
La selección musical también llama la atención. O, más exactamente, su música y sus sonidos. Porque en ocasiones se trata más bien de ruidos inquietantes que tienen mucho de narrativo.
La cámara hace travellings muy logrados o movimientos subjetivos… Siempre es un uso inteligente que ayuda a la tensión.
Es en ocasiones muy violenta y, aunque no haya sexo explícito, puede resultar bastante perturbadora.
Me encanta esa elipsis de los 10 minutos de tortura.
Las interpretaciones. Qué intensidad ambos. Willa Fitzgerald y Kyle Gallner. Desde luego el final es magistral.
Pienso que el guion necesita algo más de poso. Es muy provocador pero se limita a una idea. Pero no me cabe duda de que el director nos dará sorpresas. Técnicamente es una peli muy buena.
Ya disculparás que no cuente de qué va pero es que esa estructura desordenada está suplicando que no se haga. Digamos que es la lucha entre la Dama y el Demonio. Empieza con ella siendo perseguida por él.

2 comentarios:

roberto dijo...

Hola, hoy cumplo medio siglo.... Así q me apunto esta peli como regalo para verla

Individuo Kane dijo...

Muchas felicidades. Creo que te harás un buen regalo, aunque es una película muy suya. Quien entre, entrará; quien, no... Ánimo que los 50 son los nuevos 30.