17/10/24

Weekend in Tapei

Segunda escena: una mujer calza el celebérrimo
look de Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes. Así que a mí ya me tiene ganado. Así de simple soy. Después me cuesta entender por qué emplean tantísimo tiempo en presentar a esa familia cuando pudo hacerse en un par de minutos. Está mal contado. Pero la señora continúa luciendo el look de negro y diamantes y yo le perdono todo.
Qué inverosímil. A la mitad ya no hay por dónde cogerlo. La relación casual de tres personas es absurda, la cadena de sucesos es descabellada y, si te quedas, es por ver peleas y tiroteos de esos en los que vale todo por incoherente que sea. Las persecuciones en coche van en el lote. Pero tampoco hay tantas y no son para tanto.
Choca también que haya escenas bestias (lo que un padre hace a su hijo) con golpes de humor súbitos que no encajan en el contexto o dramas de telenovela que sólo ralentizan el ritmo. Lo que pasó hace 15 años llega a ser empalagoso.
La puesta en escena no es cutre, la fotografía está en su sitio y el resultado es funcional. El guion es un desastre.
Es uno de esos manuscritos a medio cocer de Luc Besson que entrega a alguien para que lo dirija. Pero nadie se ocupa de cocerlo del todo, Besson lo produce y como sabe engañar a un cinéfago debió aconsejar lo de Holly Golightly. Y si encima te cuela un fragmento de La casa de las dagas voladoras pues no puedo decir que sea mala del todo.
Aunque lo sea.

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