28/10/23

El chico y la garza

Comienza la película y me preocupa que vaya a ser
La tumba de las luciérnagas dirigida por Miyazaki. Es un arranque de una potencia feroz y de una belleza devastadora. El director utiliza la animación digital superpuesta a la manual para construir una secuencia que te noquea y te deslumbra. El fuego.
Y sí: es La tumba de las luciérnagas, pero también es El viaje de Chihiro y La princesa Mononoke y Mi vecino Totoro y El castillo ambulante… Es todo su mundo, sus mantras, sus símbolos a los que vuelve y revuelve. Es lo que ha construido en toda una vida. Y yo quiero ver otras conexiones que no son de Ghibli. El niño y la bestia es muy evidente. Algunos me hicieron notar que Petite maman tenía algo de Ghibli y me parece que ahora Miyazaki devuelve el guiño.
El chico y la garza no es comprensible de forma inmediata. Y quizá por muchos visionados que se le hagan seguirá sin entenderse del todo porque, tal vez, algunos de esos símbolos, son sólo para el director. Pero no es necesaria la comprensión total. Es Arte y basta con la intuición, con deslizarnos en las olas del azar o del destino, en el vaivén de la vida, en lo incomprensible y en lo trascendental.
En cierto modo lo único original que hay aquí es que presenciamos el proceso de maduración de un chico. Casi siempre tuvimos chicas en el universo de Miyazaki. Y aquí tenemos a Mahito Maki tratando de asumir lo inconcebible (la muerte de la madre). Y llega una garza. Que va y viene y se toma su tiempo hasta que a él le llegue el suyo. Y entonces accedemos al espacio de los miedos, dudas, ideales, frustraciones, objetivos. Maduración, conocimiento de uno mismo. Lo de siempre. Pero en manos de Miyazaki lo de siempre es siempre alucinante.
Pero qué bonita, sobre todo. Qué imaginación tan portentosa, qué criaturas tan extrañas, qué escenarios oníricos, qué seres tan feos y encantadores, qué forma de descubrir la belleza más allá de la apariencia. Tiene 82 años y no ha renunciado a la más pura imaginación infantil, a ese saber qué todo es posible. ¡Ah! ¡Y hay humor!
Pues espero que Miyazaki no se retire. No hay tantos directores de cine que sepan lo que es el cine de verdad. No creo que ningún otro director iguale su nivel de creatividad. Y, cuando ya no lo tengamos, buscaremos una garza y un guía en forma humana que nos conduzcan por el mundo de las cosas importantes.

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