Joel Kinnaman, Ana de Armas, Rosamund
Pike, Clive Owen, Common.
La
cosa es que no está mal, pero con ese reparto esperas algo de más envergadura.
La dirección es muy mecánica y aunque hay un par de buenas ocurrencias no
existe un giro que te sorprenda, una puesta en escena que llame la atención, un
momento bien bordado que se te quede en la memoria.
A
Pete lo sacó el FBI de la cárcel para infiltrarlo en una red polaca que mueve
fentanilo. En la operación decisiva, obviamente, algo sale mal. El FBI, por
decirlo suavemente, le deja colgado.
La
historia se construye con tres tramas: por un lado él en serios apuros, por
otro lado su esposa e hija controladas por los polacos y, finalmente, el FBI y
la Policía de Nueva York a la gresca.
Mimbres
no le faltan para hacer un buen cesto. Personalmente me habría gustado ver más
sobre la rivalidad entre el FBI y la Policía de Nueva York. Añadir la cuestión
carcelaria, teniendo en cuenta que el tema ha sido tratado muy exhaustivamente
en cine y series, no lleva a ninguna parte.
Funciona como mero entretenimiento. El ritmo es bueno y hay tensión pero la
cuestión es que no aporta nada nuevo.
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