Ha
llegado el momento de decir algo de este capítulo que, como es evidente, no me corría
mucha prisa ver.
El
planteamiento es bueno pero, como ya mencioné al hablar de la temporada 11, las
debilidades estructurales de la serie echan por tierra los aspectos más
positivos. El padre de Ryan. ¿Se puede saber qué pinta aquí? Supusieron que
introducir un elemento familiar añadido lo haría mejor. Pero no es así. Distrae
la atención de la historia principal y está encajado de forma muy forzada.
El
arranque fue bueno. La batalla del siglo IX, la misión transmitida a través de
los siglos, la excavación arqueológica… Después viene la parte en que no saben
qué hacer con cuatro co-protagonistas a los que tienen que dar tareas. Con
sentido o sin él.
Dejando
todo esto al margen Chibnall sigue sin percibir lo esencial: el toque
navideño que un capítulo así debe tener. A su manera, todos los anteriores
Especiales lo consiguieron. Aquí no hay nada.
La
trama principal funcionó como en los mejores tiempos. Al menos lograron algo
que durante los 10 capítulos anteriores no consiguieron: darnos una sorpresa.
Al menos un poquito.
-¡Exterminar!
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