27/1/19

The Good Place. Temporada 3


Esta temporada ha bajado el nivel. Sin embargo sigue sorprendiéndome, en muchos momentos, lo que ya señalé en la temporada anterior: su capacidad para no estancarse, para quemar material, para renovarse incesantemente. Eso que deberían hacer las series en general y las de superhéroes muy en particular. No tienen miedo a agotarse creativamente.
Supongo que lo que a todos los espectadores nos gustaba era esa dinámica entre los personajes en El Buen Lugar. Su viaje de retorno a la Tierra le hizo perder algo de su toque, pero fueron muy hábiles al conservar el componente fantasioso y las clases de ética.
Hacen bien, pues, en el giro final de los dos últimos capítulos, sentando bases para una última temporada. He ahí otra prueba de que no se reservan nada.
Se podría profundizar un poco en los aspectos éticos acerca de la moralidad de los personajes, de ese interés por ser buenos, por las buenas obras. Michael Schur (The Office, Parks and Recreation) dijo en una entrevista que no pretende hablar tanto de salvación religiosa como de comportamiento ético. Pero durante toda la serie me ha sorprendido (y extrañado) que, viniendo de la mano de alguien que proviene de la cultura evangélica, no se tenga en cuenta el concepto de gracia y se insista en las buenas obras.
También es interesante, en esta última temporada, su idea de la complejidad del mundo moderno y la inevitabilidad del mal a través de las consecuencias.
Y sigue siendo bastante entretenida.

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