-Me
alegra que lo vea del mismo modo que yo.
Veo
muchas series policiacas, así que no sé el porqué exactamente, pero relacioné
el contraste entre el Brendan Gleeson de Mr. Mercedes con el Bill Pullman de The Sinner. Tal vez porque ya
tienen una edad. La cosa es que Brendan Gleeson es un tipo gruñón y
cascarrabias al que todo el mundo quiere y Bill Pullman es un tío sonriente
y amable que pisa callos por donde va, granjeándose enemigos.
Los
dos últimos capítulos de la serie tienen más giros que los tirabuzones de
Rapunzel. Demasiado forzado. No hacía falta tanto enrevesamiento. Además,
muchos de ellos, se veían venir de lejos. Creo que eso juega en su contra. Ese
alambicamiento, añadido al hecho de que visualmente no sea muy impactante, me
dejaron un poco frío.
Los
primeros capítulos están bien llevados. Me gustan las perspectivas que se da al
sentido de la culpa. Hay sentido del drama, personajes con poso y pocas
simplificaciones. Que el personaje de Vera Walker, tan odioso al inicio, sea
capaz de humanizarse progresivamente, es meritorio.
Y,
en fin, hay que reconocer que Carrie Coon se marca unos finales de serie
para quitarse el sombrero. La pones ante una mesa, con alguien enfrente y te
monta un escenón.
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