Es
la película romántica más taquillera de la década. 20 millones de presupuesto,
238 de recaudación. Y, mira tú, no se estrenará en España. Uno de esos
misterios que no llego a entender. Lo tiene todo para satisfacer a los amantes
del género. Amor y lujo.
Rachel
Chu y Nick Young, novios por ahora, viajan desde Estados Unidos para asistir a
una boda de la familia de él, la más rica de Singapur. Lo de lujo no es broma
porque Nick es el heredero de toda esa pasta gansa y, chica, si creías haber
visto bodas lujosas, tienes que presenciar el desparrame de comidas, trapitos,
decoración y pedrería que se gastan en esos lares. De despilfarro en
despilfarro y más. Para que nadie quede defraudado. Para eso ya está la realidad.
Punto
curioso: casi todos los actores son asiáticos, otra prueba de que las historias
de minorías (como Black Panther)
pueden hacer taquillas enormes.
La
trama es completamente previsible, con los giros de choque y acercamiento
oportunos. Convencional por completo. Que es lo que los fans del género esperan
y lo que menos me gusta a mí.
Pero
sí me gustaron un par de cosas. Por un lado ese enfoque socio-cultural que nos muestra
las costumbres de un país poco conocido. Y, por otra parte, ciertos toquecillos
que recuerdan a los planteamientos de Jane Austen por el asunto de la
diferencia de clases y las percepciones desde las familias. Se agradecen esos
momentos que recuerdan a Orgullo y
prejuicio y Sentido y
sensibilidad. Entre fiesta de soltero y fiesta de soltera, entre
compras de vestidos y compras de anillacos, no viene mal un poquito de seriedad
ocasional.
Es
un placer reencontrarse con Michelle Yeoh. El personaje que más me gustó
fue el que interpreta Awkwafina, la mejor amiga de la prota. Es tan
excéntrica…
Ah,
sí. Claro que están pensando ya en la secuela. ¿La veremos aquí? Vete tú a
saber. ¿Qué ha pasado con el estreno en España? Warner sabrá. El 8 de febrero
podrás verla (dicen) en Movistar+ bajo el título (a mí no me mires) de Locamente millonarios.
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