-¡Oooh!
¡Ya han llegado las mentes privilegiadas!
Una
de esas series en la que puedes decir cómodamente: qué asco dan los ricos.
Logan
Roy. Empresario ricachón. Ya está mayor. Es su cumpleaños y llega el momento de
que alguien le suceda. Su última esposa, tres hijos, una hija. El candidato
está claro. Pero las cosas nunca son fáciles.
No
cometas el error de pensar que alguno de ellos es majo. Pronto te darás cuenta
de que, sin excepción, son unos impresentables: poses, actuación, mentiras.
No
me parece una serie para situar entre las grandes. Quizá exige más recorrido
aún, más temporadas. Pero con la primera debió bastarles para lograr momentos
más poderosos. Es muy cínica, muy mundana, muy rastrera y eso se presta a
sacudidas potentes. Sí que existen momentos que te dejan perplejo por su
alucinante hipocresía pero la cosa es ésta: The Good Wife o The
Good Fight tienen personajes mejores (y más equilibrados) y logran escenas
con mucha más fuerza.
Despojar
a los protagonistas de moralidad, mostrarles de ese modo tan despiadado hace
difícil, en los momentos decisivos, revestirlos de humanidad. Deberíamos
empatizar con ellos en los momentos duros. Pero qué va. No puedo inclinarme a
favor de seres tan miserables. Y a la serie le gustaría que lo hicieras.
Hace
10 años habría continuado con otra temporada. Ahora, con tanto donde elegir, no
me parece que tenga la suficiente calidad.
La
chabola en el desierto del hijo mayor: me pido una.
-Me
encanta hacer sufrir a los demás tanto como a cualquiera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario