14/1/19

Una serie de catastróficas desdichas. Temporada 3


-Las leyes son como las salchichas. Si sabes cómo se hacen, te estropean el desayuno.
Última temporada. Siete capítulos. Me ha parecido superior a las anteriores.  Quizá porque los elementos dispersos se unen, quizá porque, habiendo leído los libros, anticipaba los encuentros y situaciones, quizá porque no me defraudaron en la adaptación.
Una estética muy cuidada a lo que se quiere contar, una trama compleja que tiene un inicio sencillo, conflictos presentados con aire infantil pero que no escamotean la realidad del mal, del egoísmo, de los enfrentamientos que provocamos. Además tiene algunos momentos con unas ideas visuales realmente magníficas. Un guión que jamás te da lo que esperas, siempre inesperado, con giros sorprendentes.
Aquí confluye todo. Regresan los personajes de temporadas anteriores y se añaden cosas nuevas: el misterio del azucarero, la despreciable niña Carmelita totalmente desatada, los platos de bacalao con chicle, el Micelio Medusoide, el Hotel Desenlace, las scouts de juramento absurdo… Y, por supuesto, el trillizo Quagmire que nos faltaba y Kit Snicket, la hermana de Lemony. Y Morena Baccarin haciendo de Beatrice.
Y la isla con un Ismael y una Viernes.
Y las cosas que nunca veremos, como las piratas finlandesas.
Muy bien el final, cerrando con la nueva Beatrice.
Pero si tengo que elegir una escena, comprenderás que escoja el instante en que Sunny Baudelaire pronuncia el nombre que es la palabra por la que comienza este blog:
-¡Rosebud!

No hay comentarios: