Amable,
sonriente, elegante. Un caballero. Eso decían quienes eran atracados en los
bancos por Forrest Tucker. Un hombre que se fugó en 18 ocasiones y que, a sus
80 años, seguía atracando bancos sin disparar jamás.
Hace
poco comenté Museo y el
sinsentido del robo de dos jovenzuelos. En The Old Man and the Gun se trata del polo opuesto: un anciano
que le ve mucho sentido a lo que hace:
-No
se trata de ganarme la vida. Se trata de la vida misma.
Tucker
atracaba porque se sentía vivo. Lo que le interesaba era la aventura, el
riesgo, la emoción. Y si, más allá de eso, tenía que demostrarse algo, queda a
la interpretación del espectador. Cuando le detenían seguía sonriendo mirando
la vida de frente.
Robert Redford y Sissy Spacek
(que últimamente está en todas partes). Ella es un contrapunto, un elemento
para el romance crepuscular y, lo más importante desde el punto de vista
narrativo, una confidente para que el espectador conozca a Tucker. Una mujer
que también ansía la vida, explotarla al máximo, pero de un modo distinto a
Tucker.
Es
una peli sencilla, con buen ritmo en sus flashback,
muy ágil y con mucho encanto. Hasta Casey Affleck y los polis que le
perseguían quedaban seducidos por el ladrón. Logran contagiar eso en el
espectador.
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