18/12/25

Misery

Algo había que decir de
Rob Reiner.
Encadenó 5 películas consecutivas que son clásicos y todas de género diferente. Cuenta conmigo (1986), La princesa prometida (1987), Cuando Harry encontró a Sally (1989), Misery (1990) y Algunos hombres buenos (1992). Alucinante.
Creo que, sin un poco de reflexión, uno no es consciente de lo sencilla que es Misery y de lo impactante que resulta. Te deja imágenes en la memoria marcadas a fuego. Podrás olvidarte de dónde dejaste las llaves, podrás olvidarte de cómo se llama tu madre, pero jamás olvidarás esa maza y esos tobillos.
Sí. Hay más gente por ahí. Pero básicamente nos centramos en James Caan y Kathy Bates. Annie Wilkes es uno de esos personajes que pasan a la historia del cine. El rango de expresividad, los cambios de humor en un instante, la medidísima gestualidad demostraron lo que una gran actriz puede hacer. Desde la manifestación de admiración hasta la loca de atar total caben muchos matices. Y Kathy Bates los interpretaba todos. Una expresión, giro de la cabeza, otra expresión radicalmente distinta.
Escenarios mínimos (y una excelente planificación), dos personajes de peso y un guion con un desarrollo milimétrico, sobrecogedor, angustioso.
La historia (Stephen King) era, en el fondo, ajustar cuentas con los críticos literarios (advenedizos o profesionales). Pero más allá del subtexto era una película de terror de verdad, de las que no hay casi ninguna.
De las que te hacen gritar de dolor.
Y salía Lauren Bacall un ratito. Si es que más no se puede pedir.

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