Últimamente
salen muchas series acerca de casos no resueltos o, como le gusta
decir a la inspectora Pirie, casos históricos: Departamento
Q., Ballard, Black Snow, esta
segunda temporada de Karen Pirie…
Creo
que lo único reseñable es que desde la temporada 1 a ésta han
pasado 3 años. Demasiado tiempo. Para todo el mundo. Menos para la
puñetera Lauren Lyle. Sigue pareciendo una cría. Lo comenta
una mujer encarcelada. Ella dice que basta agua y jabón.
Pues
nada. Ahí tenemos a la inspectora más aniñada investigando la
desaparición de una mujer hace 40 años. El caso se reabre porque
encuentran el cadáver de su posible secuestrador.
Y
ahí empieza la existencia de elementos que no cuadran con la
investigación original. Nada que añadir a lo que comenté en la
primera temporada: lo mejor es el montaje, el modo en que alternan
pasado y presente.
Una
cosa asombrosa.
Un poli inglés tiene que ponerse en contacto con la poli siciliana,
coge el teléfono fijo (¿fijo?) y resulta que se sabe el teléfono
de memoria. Qué máquina. Que le asciendan.
Siguen
siendo 3 capítulos de 90 minutos.
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