Es
una película más inteligente de lo que esperaba. La estaba viendo
de modo superficial porque empezaba a no gustarme la cámara en mano.
Pero entonces se presenta Indigo Mayas, tratando de alejarse de la
sombra de su madre y lo primero que dice
es
que su madre es la famosa Magenta Mayas. A partir de ahí supe que
debía prestar más atención a los detalles.
The
Abbott (RZA)
es un magnate que organiza campamentos creativos para acelerar el
proceso: ¿eres un artista o no? Saldrás con 100 mil dólares para
tu carrera artística o jamás volverás a llamarte artista. Alice,
con bloqueo creativo, es aceptada en la residencia.
Me
parece muy realista. Creo que cualquiera que se haya relacionado un
poco con el mundo del arte conoce personas así, reacciones así,
percepciones así. Declaraciones grandilocuentes, personajes
pretenciosos, hipócritas, victimistas… La pulsión entre la
búsqueda creadora trascendental y la vulgaridad más absoluta. Creer
que estás haciendo algo sublime cuando simplemente estás plasmando
la pornografía más básica. Y el momento en el que te das cuenta de
la bazofia que haces. O Haley
Joel Osment
aceptando su mediocridad y que eso está muy bien.
Desmonta
la falsedad alrededor del Arte sin desmonta el Arte, del mismo modo
que desmonta las tonterías woke
sin desmontar los problemas sociales.
También
vemos al padre de Alice, médico, en un viaje sin sentido en
furgoneta por Parques Nacionales, topando con gente… rarita. Y
descubre
que sólo sabe ser padre. Y ni siquiera buen padre. En el fondo se
trata de la relación entre un padre y una hija. Muy distintos,
extraordinariamente diferentes. Pero comparten la experiencia común
de una vida, de muertes, de conflictos, traumas, alegrías.
De
ahí surge el verdadero Arte.
Desde
un punto de vista estilístico la película es muy elemental. Pero el
guion es bueno. Sabe de lo que habla, no necesita ser totalmente
explícito en su mensaje y prefiere proponer ideas.
Para
público minoritario, obviamente.
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