Tras
Slow West, John Maclean sigue inspirándose en
el western para construir películas que escapan a cualquier
cliché. Porque estamos ante un western-samurai aunque la
acción transcurra en Escocia en 1790.
Una
chica japonesa llamada Tornado (Kôki) huye de unos hombres.
Es
una historia sobre la avaricia. Digamos que hay 4 bandos. La
cuadrilla de ladrones dirigida por Sugarman (Tim Roth), el
ladrón de la cuadrilla con iniciativa al que no le gusta repartir,
el niño y la protagonista.
En
realidad ninguno es mejor que los otros. Ni siquiera Tornado. Las
acciones principales corresponden a personajes que buscan su propio
beneficio sin considerar a los demás. En la periferia se mueven
otros personajes, los del circo ambulante, que tienen algo más de
humanidad, pero también cierta ambigüedad. Es un mundo difícil y
sobrevivir es el paso más importante.
Maclean
dirige con su habitual calma, con derivaciones inesperadas y
reacciones complejas. Más allá de la pulsión natural de todos
ellos, las psicologías están bien definidas y entendemos bien a la
gente por sus actos. El director se esfuerza por ofrecernos bellos
paisajes escoceses alrededor de un lago, páramo y bosque.
Una
película bien ejecutada, con pocos medios y una mirada original.
Sobria, pero cuando toca ponerse crudo y violento es muy explícita.
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