La
película recuerda inmediatamente a Corre, Lola, corre.
Barbara tiene tres alternativas: el crimen perfecto, llamar a la
policía o huir. Barbara es costurera y, por tanto, no da puntada sin
hilo. Veremos las tres posibilidades, tres
historias,
qué sucede en cada una de ellas.
Un
accidente de dos motos en la carretera, cocaína
esparcida por la calzada, armas, un maletín… Así que Barbara se
dice que para cada roto hay un descosido y usando su ingenio de
costurera organiza la escena como le conviene. Coser y cantar.
Pero
las cosas no son tan fáciles. Hay otro
hombre
tirando del hilo y buscando el maletín. Barbara se mete en unos
tejemanejes al estilo de esos dibujos de Rube
Goldberg
o mecanismos tipo Charlie
Chaplin
y Buster
Keaton,
esas cosas en las que sonaba el despertador y terminabas ante el
desayuno sin esforzarte.
Es
una opera
prima
muy lograda: estética, planificación, música… Barbara está en
el polo opuesto de la Lola de Franka
Potente
en cuanto a carácter. La
primera tímida, la segunda explosiva.
Pero ambas necesitan dinero a como dé lugar.
Está
rodada en Suiza con unos paisajes preciosos y unos golpes de humor
loquísimos. Ojo a la aparición de la jefa de policía. O al momento
musical. Es una película muy pensada. Y no solo las laberínticas
trampas de hilos. La elección del Fiat 500, por ejemplo, tiene
sentido narrativo.
Una
película pequeña, esmerada en su puesta en escena, muy ingeniosa.
Se pudo agilizar el ritmo en algún momento, pero el resultado es
sorprendente. Barbara es como una pequeña araña en su red,
manipulando hasta que todo queda a su gusto.
Tela.
Lo han bordado.
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