29/6/25

F1: La película

-La esperanza no es estrategia.
Mi interés por la F1 es tanto como por el fútbol: ninguno. ¿Siento emoción, tensión en las carreras? No. ¿Me sube el ritmo cardiaco en las curvas o por ver quién gana? No. ¿Me hundo en el asiento como si realmente me sintiera aplastado por 5g? No.
Soy totalmente inmune a la adrenalina del motor.
Creo que no hay ni una sola escena que no sea un cliché. Es una película de superación deportiva compuesta con retazos de otras. Cliché, tras cliché, tras cliché. Incluso fuerzan la estructura para meter más clichés.
El tipo caído en desgracia que viene a por su resurrección, el chico negro que lo ha tenido difícil, la mujer ingeniera que lo ha tenido difícil, el jefe con pasta dispuesto a arriesgarlo todo… Accidentes, obstáculos externos, peleas internas. Has visto esta historia en boxeo, hockey, hípica, baloncesto, fútbol americano, béisbol...
Pero ninguna de ellas estaba interpretada por Brad Pitt, Javier Bardem, Kerry Condon. En serio. Los ves a los tres, juntos a por separado (mejor en parejas o trío, la verdad) y te los crees. Sin poner especial empeño. Están muy lejos de sus mejores papeles pero crees que se han dedicado a eso toda su vida. Ah. Y Kim Bodnia.
Y de eso se trata una buena interpretación. Pero voy a insistir: son clichés y, en mi opinión, con un guion mejor escrito, menos preocupado por lo comercial, se podría haber logrado un resultado mejor. Cinematográfico, desde luego. La taquilla confía en tener todo el veranito para arrasar.
Para todos los aficionados a la F1 será también un aliciente ver los cameos de todos los corredores reales.
La verosimilitud es tan nula como la de Top Gun. Y a nadie le importa.
Un entretenimiento eficaz, sin ninguna trascendencia pero te comes las innecesarias dos horas y media sin aburrirte y cumple con su claro objetivo: hacer dinero.
La única duda es. ¿Hará tanto dinero como para que exista una segunda parte Baja 1000 o Rally Dakar?
-El dinero no importa.
-Entonces, ¿por qué lo haces?

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