1/6/25

Los crímenes de Haparanda. Temporada 1

Haparanda. Pequeña ciudad sueca fronteriza con Finlandia. Encuentran restos de un hombre en el estómago de lobos.
Inicialmente vemos esa frialdad nórdica. Personajes poco expresivos. Como si tuvieran rigidez facial. Pero poco a poco iremos descubriendo facetas de su intimidad, sus dramas, sus graves problemas. Vas conectando con todos ellos aunque no te lo pongan fácil. A la protagonista, la inspectora, por ejemplo, la descubrimos como adúltera en la primera escena.
Me gusta mucho su construcción. Planificación y montaje. Muchos personajes, muchas situaciones y es increíble el modo en que lo entrelazan. Supongo que es inevitable que este tipo de historias recuerde a Fargo. Un espacio rural, una atmósfera casi surrealista, unos personajes casi cómicos de puro excéntricos y un incontestable drama donde pasan cosas muy graves a gente que tal vez no se las merecía. O tal vez sí. Una mala decisión y un gran castigo.
Sí. Cómo se conectan las cosas es prueba de que han pensado el guion. Desde grandes golpes de efecto (la fotografía de la hija en la pickup volcada) o comentarios como esa mención de terminar el porche en el primer capítulo que se repite -dolorosamente- en el cuatro.
Me fascinó el inicio del episodio 2. Con pocas palabras, explican el núcleo de la historia con claridad: el tiroteo, el choque de vehículos, los lobos.
A Eva Melander ya la hemos visto en otras ocasiones y demuestra una vez más que es muy buena actriz. Eliot Sumner (la hija de Sting) vuelve a hacer otro de esos papeles andróginos tan perturbadores que le gusta hacer. Tan aterradora como vulnerable.
Lo veo como una historia sobre el dolor. Un dolor tan grande que no podemos expresarlo verbalmente. Lo expresamos buscando un amante, aislándonos, matando, robando, dañando sin razón.
La bióloga, sin enterarse, casi les hace todo el trabajo a la policía.
Me ha gustado mucho.

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