4/11/23

El asesino (The Killer)

Durante los primeros 20 minutos el asesino a sueldo nos cuenta su filosofía de la vida, nos indica si su trabajo puede ser de interés para nosotros, nos da consejos y nos dice, atención, que es un profesional, que es muy bueno en lo suyo. Y entonces la pifia.
Y eso me marcó para toda la película. Por un instante pensé que, en realidad, mataba a quien tenía que matar. Hasta que dice: Mierda. Y entonces salí de la película por completo y ya no volví a entrar de verdad.
Es un pequeño detalle. Lo sé. Pero me parece un detalle esencial. Es que es un fallo que no cometería nadie. Es que no le veo sentido.
Después descubrimos que no es tan frío ni tan sociópata ni tan desprendido del amor como nos quiere hacer creer. Y supuse que la película consistiría en desmontar lo que el asesino dice de sí mismo: que no es bueno en lo suyo, que sí le ve sentido a la vida, que está enamoradísimo de su mujer… Pero tampoco va por ahí.
La historia es: él la pifia, el cliente se venga en un ser querido, él se toma la revancha desde los que pusieron el músculo al autor intelectual.
La cinematografía de Fincher para contarnos esto es realmente buena. De verdad que me gusta su fotografía, su estructura en capítulos, la edición, la inmersión en ese mundo de perturbados y, sobre todo, la secuencia con Tilda Swinton. Hay poca acción y la tensión se sostiene, y muy bien, con la mera contemplación de los actos del asesino: cómo se prepara, cómo observa, cómo ejecuta, cómo limpia…
Pero acaba la película y pienso: ¿de verdad pasó aquello? ¿De verdad no se le ocurrió algo mejor para mostrar un fallo suyo o ajeno? Y, además, es, tal vez, el único momento mal rodado de toda la película, confuso, para que no veamos bien lo que sucede.
Para un director del montón sería una buena peli. Para Fincher… regulera.

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