Me gusta la sargento Estévez de la Guardia Civil. Me gusta el ex profesor Tomás reconvertido en detective aficionado. Me gusta la peculiarísima relación entre Estévez y Tomás. Me gusta cómo han evolucionado desde la temporada anterior. Me gusta muchísimo Laureano. Me gusta Tacho. Hay muchos buenos personajes.
Como dicen en la serie, hablando de Raymond Chandler, la realidad no está tan organizada como en la mayoría de las novelas. Mantienen un buen equilibrio entre las tramas de investigación y las pequeñas coincidencias. Hay un personaje que conecta levemente los dos hilos y eso es un acierto. No hay una gran casualidad pero, al mismo tiempo, es creíble su presencia colateral. Al fin y al cabo Ferrol no es muy grande.
La producción es decente pero, evidentemente, muy justita. No hay alardes de planificación ni un montaje especialmente llamativo ni una escena que impacte sobre las demás. La labor de fotografía también es correcta, sin más.
Rapa me sigue convenciendo y la seguiré en la tercera temporada. El único problema es ese apartado visual. Apuestan todo al guión. Ojalá tuviesen mayor presupuesto para poder realizar algunos lujos con la cámara, una escena de acción, un capricho estilístico.
No
son finales muy felices que digamos. Lo que menos me gustó fue la indiferencia
con que esposo, hijo e hija llevan el asesinato de la madre. Especialmente la
niña pequeña. Debieron suprimir ese personaje o trabajarlo un poco más.
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