Spider-Man: Cruzando el Multiverso

Es un espectáculo visual descomunal. Es la película de animación más revolucionaria que se ha hecho. La animación liberada de los esquemas a los que se había atado. Y ya era hora. Porque los estilos de animación son tan ilimitados como la imaginación humana y, por alguna razón, sólo veíamos media docena de maneras de hacer las cosas. Han ampliado enormemente lo que construyeron en la primera película.
Imagen real, 3D, 2D, trama de puntos, abstracto, blanco y negro, anime, grafiti, píxeles, Lego, esbozos, impresionista… Y versiones de decenas, de centenares de Spider-man. Incluso Spider-bebé. Y los Spider-man que murieron y los traumas que tuvieron los que quedaron con vida.
Problema subjetivo: estoy del multiverso hasta las narices.
Problemas objetivos: no hay final, queda totalmente abierto; algunas secuencias están tan aceleradas que no puedes detenerte en los detalles y, por otra parte, cuando llega la calma de la conversación, la alargan demasiado, insistiendo en cosas que ya han quedado claras.
En cualquier caso es una exhibición de poderío iconográfico y estilístico, con un montaje trabajadísimo que deja claro el esfuerzo que hay detrás. Pienso que, realmente, es una película que hay que ver, que marca un hito, que abre nuevos caminos a la animación.
Si hubiesen cerrado la historia de alguna manera, si no hubiesen dicho “aquí cortamos, ya seguiremos cuando tengamos un ratillo” podríamos estar ante una obra maestra. Porque, cuando llegue la segunda parte, sospecho que unos cuantos fragmentos de ésta serán material superfluo, mero alarde. Pero, en fin, ojalá todos los alardes fueran tan justificados.
Los 20 minutos iniciales alrededor de Spider-Woman son fascinantes. Se me hizo muy simpático el Spider-man indio.